LAS BATALLAS

30 días de la Nueva Suprema Corte: entre símbolos y realidades

Francisco Reséndiz. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Francisco Reséndiz. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

Ayer se cumplieron treinta días de la instalación de la llamada Nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación. El adjetivo “nueva” podría sonar pretencioso, porque la estructura es la misma y sus atribuciones no cambiaron; sin embargo, en este mes sí se perciben transformaciones que justifican el nombre.

Cambios que no son cosméticos, sino visibles en la forma de trabajar y en la manera de relacionarse con la sociedad. Es en esa práctica cotidiana donde se sostiene la novedad, con acciones concretas que marcan distancia respecto al pasado.

¿Por qué la Nueva Suprema Corte sí es nueva?

La Nueva Suprema Corte se asume como tal no sólo en el discurso, sino con hechos: abrió sus puertas a la ciudadanía con audiencias públicas, fijó plazos concretos para resolver casos y eliminó formalismos que hacían más lenta la justicia.

El debate en el Pleno ahora es más abierto y participativo, con un presidente que privilegia el diálogo y la conciliación. En apenas un mes se han resuelto más de 115 asuntos, lo que refleja un cambio de fondo en la forma de discutir y decidir.

Además, más mujeres —incluidas indígenas y afromexicanas— encabezan áreas clave. En congruencia con la austeridad anunciada se renunció a privilegios como seguros médicos y de separación. Aquí, 10 cosas que sí ha hecho la Nueva Suprema Corte en sus primeros 30 días.

1. Debates más abiertos y respetuosos. El ministro presidente, Hugo Aguilar, ha moderado con un estilo participativo que privilegia el diálogo y la búsqueda de acuerdos en beneficio de la gente. Además, su conducción ha sido con un lenguaje claro y coloquial.

2. Transparencia real. Ahora cualquier persona puede consultar con anticipación la agenda en línea, seguir en vivo las discusiones del Pleno y asistir a las sesiones.

3. Un presidente que también resuelve casos. Por primera vez, el ministro presidente tiene una ponencia a su cargo y resuelve asuntos como cualquier otro ministro (excepto acciones y controversias constitucionales), ayudando a disminuir el rezago de más de mil 300 casos heredados.

4. Más sesiones y más trabajo. Mientras la integración pasada sesionaba sólo una vez por semana, la Nueva Corte lo ha hecho hasta cuatro veces. Desde el 11 de septiembre han celebrado 10 sesiones y resuelto 116 asuntos.

5. Orden en la agenda. Se cumple ya el reglamento que fija qué temas se discuten cada día. Aunque al inicio hubo críticas, esta medida permitió avanzar en el rezago.

6. Lenguaje ciudadano. La Corte ha dejado atrás el exceso de tecnicismos para explicar en palabras claras qué se decide y cómo impacta en la vida diaria. Los comunicados ahora son más concisos y las intervenciones en el Pleno más didácticas y comprensibles.

7. Inclusión de lenguas indígenas. En las sesiones se han dado bienvenidas en mixteco, gesto simbólico frente a la pérdida de hablantes de lenguas originarias.

8. Accesibilidad. Se reactivaron los comunicados sonoros para personas con discapacidad visual y se actualizaron materiales que estaban pendientes.

9. Agilidad con análisis. La Corte evita discusiones repetitivas, resuelve de fondo y elimina burocracia innecesaria.

10. Compromiso con la claridad y la cercanía. La Corte habla claro, abre sus puertas y escucha a la ciudadanía mediante audiencias públicas.

La Nueva Corte recibió mil 382 asuntos pendientes, algunos desde 2018. Ese rezago se agravó en 2025, cuando la presidencia anterior redujo las sesiones del Pleno y dejó que la justicia esperara.

Hoy, el panorama es distinto. En apenas un mes, la Nueva Corte ha sesionado nueve veces, ritmo que, de mantenerse, superará en sólo seis meses las 58 sesiones celebradas en todo 2025. A ello se suma una mayor transparencia: la lista de asuntos ya está disponible en línea con navegación sencilla. El mensaje es claro: la justicia no puede esperar más.

Las ministras y los ministros tienen hoy la gran oportunidad de no echar a perder un verdadero cambio que acerque justicia real a las y los mexicanos.

RADAR

CHAPULINES. En la política, los “chapulines” son ya parte del folclor nacional: políticos que brincan de un partido a otro como si cambiaran de asiento en el camión. Hoy azul, mañana guinda, pasado verde; lo importante no es la ideología que defienden, sino no quedarse sin poder.

Nos hacen ver que uno de estos casos es en Atizapán, donde, me dicen, aparece Román Cortés quien hasta agosto de 2024 levantaba la mano en actos panistas, orgulloso de respaldar a Anuar Azar, Enrique Vargas y Jorge Romero, escribiendo en Facebook que “unidos somos más fuertes”. Pero un año después, ya se presenta como morenista, con curul a la que llegó por el PAN y discurso recién pintado de guinda.

En el blanquiazul, me aseguran, no le perdonan a Cortés que hoy presuma fotos con dirigentes morenistas y dejan claro que no permitirán que el legislador use la estructura que formó para posicionarse con miras a ser presidente municipal en el corredor azul… qué feo se llevan.

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