“Antes de curar a alguien, pregúntale si está dispuesto a renunciar a las cosas que le enferman”. La advertencia de Hipócrates, escrita hace más de 2 mil 400 años, podría servir como diagnóstico del futbol mexicano antes del Mundial de 2026 y, ¿por qué no?, de la política también.
No hay tratamiento posible mientras el paciente insista en conservar hábitos, viejas rutinas, reflejos burocráticos. El futbol mexicano no está enfermo por falta de talento, sino por su negativa a curarse dejando pendiente el diagnóstico y la terminación de la enfermedad de los intereses individuales y corporativos, así como ausencia de una transformación institucional y normativa de acuerdo a los tiempos de cambio de régimen, cuyo impacto en esta materia es cero.
En la política nacional, la Cuarta Transformación removió estructuras, cambió las relaciones de poder y desplazó élites históricas. Pero el futbol —esa forma popularísima de pertenencia, pedagogía de cooperación e identidad colectiva— sigue vergonzosamente intacto, ajeno a cualquier transformación. Si el país cambió de régimen, el futbol no cambió de sistema. Inercia 5 - 4T cero.
A diferencia de otras instituciones, este deporte —en el cual me reconozco seguidor del único equipo donde no hay jugadores extranjeros, las Chivas— se sostiene en paradojas: es comunidad, pero no democracia; cantera, no escuelas. En el fondo es todavía reflejo de nuestra ausencia de determinación por el éxito colectivo.
Desde el fracaso en Qatar 2022, cuando la Selección Mexicana fue eliminada en la fase de grupos, no hubo un ejercicio de autocrítica genuino. Se reemplazaron técnicos, rotaron cargos, simularon diagnósticos. No se tocó la raíz del problema. En el país de los programas sociales y los planes de justicia, el futbol es aún fábrica de desilusiones. La nueva era del Tri no llega y falta menos de un año para el Mundial donde seremos anfitriones.
Javier Aguirre, de nuevo en la conversación pública, puede organizar, inspirar o disciplinar, pero no compensar lo inexistente: una comunidad deportiva, un sistema de formación. Su experiencia y autoridad moral no reescriben el guion.
En política, el obradorismo entendió que la legitimidad se construye con comunidad, decisión, polarización y continuidad. Las formas y los modelos no se repiten entre Andrés Manuel López Obrador y la Presidenta Claudia Sheinbaum. Se precisan. Clara Brugada desde la CDMX ha hecho del territorio una metáfora del trabajo en equipo: el sistema de cuidados, reformas para penalizar lesiones por razones de género, programas de videovigilancia comunitaria son ejemplos de cómo se traduce una filosofía política en estructura táctica y estrategia.
En política hay avances institucionales innegables. En futbol, cero goles. Del papelazo en Qatar no se aprendió. El segundo tiempo de la mediocridad.