VIÑETAS LATINOAMERICANAS

Trump, Milei y las intervenciones electorales

Rafael Rojas. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón
Rafael Rojas. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: larazondemexico

Las dinámicas globales de las nuevas derechas están transformando no pocas prácticas políticas. Una de ellas son los procesos electorales, cada vez más expuestos a las intervenciones de las potencias mundiales. Rusia y China han intervenido en las últimas elecciones estadounidenses. Estados Unidos, bajo Donald Trump, quien divide el mundo en amigos y enemigos personales, relanza su papel en elecciones americanas y europeas.

Trump intentó incidir en las pasadas elecciones canadienses, a favor de los conservadores encabezados por Pierre Poilievre, pero su intervencionismo levantó una ola de sentimiento antiestadounidense que benefició al líder liberal Mark Carney, actual primer ministro. Más o menos lo mismo podría decirse de Brasil, donde Lula da Silva ha ganado popularidad en los últimos años por el abierto respaldo de Trump a Jair Bolsonaro.

En Argentina, sin embargo, el ofrecimiento por parte de Trump de un rescate económico de 20 mil millones de dólares y otro préstamo por la misma cantidad ha favorecido claramente a Javier Milei y su nuevo partido, La Libertad Avanza. Por supuesto que no todo el trabajo lo ha hecho Trump: también han contribuido al triunfo de Milei los errores de la izquierda kirchnerista y una deliberada recuperación de la ultraderecha en la provincia de Buenos Aires, donde había perdido apenas en septiembre pasado.

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Argentina demuestra que no puede aplicarse la misma regla a todas las naciones o a todos los contextos regionales. La memoria de las últimas crisis económicas —2001, 2008, 2018 y la pandemia— pesa mucho en los electores de ese país suramericano. En ese ansioso temperamento electoral, Milei ha logrado presentarse como un garante de la estabilidad, aunque dicha estabilidad venga de la mano del apoyo de Trump.

Las nuevas derechas dicen ser antiglobalistas e imponen aranceles a diestra y siniestra en nombre de una vuelta al proteccionismo. Sin embargo, como se ha visto en el segundo mandato de Trump, esas nuevas derechas están llevando adelante un activismo internacional que no está en contradicción con la tendencia desglobalizadora que ellas mismas impulsan. En la práctica, lo que están produciendo es una globalización de la desglobalización.

El caso argentino alerta, una vez más, sobre el hecho de que, en América Latina, las derechas se están reinventando a mayor velocidad y con mayor eficacia que las izquierdas. Los viejos liderazgos, unas veces por la vía de la sucesión y otras por la de la reelección, siguen siendo un pesado lastre dentro de las izquierdas.

El soberanismo antiestadounidense no sólo pierde fuerza en Argentina. También en México y en Colombia son más populares que impopulares las buenas relaciones con Washington como garantía de crecimiento económico, atracción de inversiones y dinamismo comercial. En México, curiosamente, es la izquierda que gobierna la principal beneficiada de ese cambio de mentalidad.

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