PUNTO CIEGO

Frases que laceran

Daniel Santos Flores. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón Foto: Especial

Lacerar: 1.- Lastimar alguna parte del cuerpo, dejando un dolor o una herida que tarda en curar. 2.- Causar un dolor moral persistente y vivo en alguien.

Siempre que ocurre un hecho violento que arrebata la vida de un ser humano, que despierta indignación, que vulnera el Estado de derecho y atenta contra la paz y la tranquilidad de la gente, surgen las frases de siempre: “No habrá impunidad”, “llegaremos hasta las últimas consecuencias”, “se actuará con todo el peso de la ley”, “el Estado no va a tolerar estos hechos”, “estos hechos no pueden quedar impunes…” y así, hasta el hartazgo.

En los últimos dieciocho años, más de un centenar de alcaldes han sido asesinados en México. No es un tema nuevo, ni un tema que sorprenda. Pero el caso del alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, conmueve por la forma en que ocurrieron los hechos, por el cariño que la gente le tomó, por su valentía, sus palabras y las acciones que emprendía en su municipio. Aun así, y sin minimizarlo, el problema de la inseguridad en México es mucho más profundo. Sólo en los últimos tres sexenios, contando desde el inicio de la llamada “guerra contra el narco” de Calderón, se han registrado alrededor de 466 mil 529 homicidios dolosos, que significan miles de familias enlutadas, miles de padres sin hijos, miles de viudas y viudos, miles de huérfanos.

Esto ya no puede seguir así.

El sexenio que pudo haber sido el punto de inflexión, el que prometía una estrategia diferente tras años de violencia, terminó siendo un error monumental en materia de seguridad. Después de haber criticado tanto el uso de la fuerza y las tácticas de choque, el gobierno de López Obrador dejó un país en llamas. Y si hoy la Presidenta tiene un país convertido en polvorín, es, en buena parte, por su culpa. Las razones ya las conocemos: fue omiso, cómplice y partícipe. No hay más.

Durante todo este tiempo de violencia, nuestros políticos repiten las mismas frases, como si con eso bastara. Pero esas palabras no alivian, no consuelan, no sirven, por el contrario, laceran. Por eso la gente está cansada, harta, asqueada, ya no cree, acumula enojo, decepción y, sobre todo, dolor. Un dolor que no encuentra justicia ni consuelo, una herida abierta que el país entero ya no se atreve a perdonar.

Hoy preferimos el silencio de las autoridades. Rogamos que no vuelvan a repetir esas frases, que no escriban comunicados, que no publiquen condolencias, que no digan nada, en contraste, exigimos que actúen, y que actúen ya.

México está cansado de escuchar promesas porque las víctimas ya no quieren discursos, exigen justicia. Las familias no esperan condolencias, esperan resultados, no esperan ver al poder hablar sobre la tragedia, quieren verlo actuar para que nunca más sucedan hechos que laceran.

Reenviado.

“Lo mejor es que los liberen, si no los voy a acusar con sus papás y con sus abuelos”

—Mensaje del expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador a los secuestradores de los policías en Ocozocuautla, Chiapas.

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