Rocío Nahle es la gobernadora peor evaluada del país. En menos de un año, su estilo altanero, plagado de exabruptos, soberbia, indolencia, maltrato a colaboradores, declaraciones desafortunadas, mala comunicación y conexión, la pésima gestión en seguridad y economía y el torpe manejo de crisis la tienen contra las cuerdas y al borde del abismo político.
En Palacio Nacional realmente están muy preocupados por la aprobación ciudadana de la que goza hoy Nahle García, la más baja de entre los 31 gobernadores y gobernadoras y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México… y no es para menos: Veracruz es un estado estratégico para el gobierno que construye el llamado “segundo piso de la Cuarta Transformación”.
Y es que Veracruz no sólo es la cuarta entidad más poblada del país —sólo por debajo de Estado de México, Ciudad de México y Jalisco—, sino que cuenta con una ubicación estratégica mundial, es una de las cinco entidades que aportan el 51.3% del PIB y tiene el cuarto padrón electoral más grande del país con más de 6 millones de votantes.

Reconocimiento al Ejército
Pero Nahle está naufragando. De acuerdo con el más reciente estudio nacional de Mitofsky, correspondiente el mes de octubre pasado, Nahle se ubica en el número 32 – de los 32 mandatarios estatales— donde 59 de cada 100 veracruzanos no aprueban su gestión, y aún no cumple el año.
Nahle se desplomó nueve posiciones, respecto a septiembre —cuando tampoco estaba muy bien ubicada tras sus dichos referentes a la muerte de la maestra que fue secuestrada y vejada por un grupo criminal local, pero que la gobernadora se apresuró a sostener que murió de un infarto y no por el terror de estar en manos de delincuentes.
La mandataria de Veracruz está por debajo de gobernadores y gobernadoras que han tenido problemas más graves que ella: Javier May, de Tabasco, Layda Sansores de Campeche, Víctor Castro de Baja California Sur, David Monreal de Zacatecas y Miguel Ángel Navarro de Nayarit.
Por eso, me explican fuentes del más alto nivel, los pronunciamientos de respaldo a Nahle García tienen un motivo claro: no pueden poner en riesgo, por ningún motivo, el control político de Veracruz y “hay que echarle la mano”.
Por lógica, de acuerdo con el estudio de Mitofsky, entre las 13 gobernadoras que hay en el país, Nahle está en último lugar, entre los siete gobernadores y gobernadoras del centro del país —donde ubican a Hidalgo, Ciudad de México, Tlaxcala, Estado de México, Puebla, Morelos y Veracruz— también en último, al igual que entre los mandatarios de la región Golfo-Caribe.
Si bien en lo referente a la aprobación que tiene Nahle respecto a la que tiene la presidenta de México en Veracruz se ubica en el lugar 24 de los 32, lo cierto es que tiene 28.1 puntos menos de respaldo ciudadano que la Jefa del Ejecutivo federal, que en la entidad goza de un 69.8, es decir siete de cada diez veracruzanos apoyan a Sheinbaum.
Y hay más datos: de acuerdo con el ranking histórico, mes por mes, Nahle tuvo su mejor posición en el escenario nacional al ubicarse en el lugar 18 en junio pasado, pese a perder casi la mitad de las presidencias municipales del estado en los comicios locales, en septiembre estaba en el lugar 23 y para octubre apareció en el 32. Uf.
La estrategia de Nahle para controlar esta crisis nomás no funciona.
Su comunicación oficial genera contenidos donde presume el apoyo de la Presidenta, sus visitas a Palacio Nacional, la presencia de Sheinbaum en Veracruz, todo replicado con bravura por medios afines, periodistas militantes y a través de las redes sociales de las secretarías y oficinas de su gobierno… con efecto positivo de cero, ahí están los números.
Rocío Nahle, quien tiene hoy la oportunidad histórica de ser la primera mujer en gobernar Veracruz está en un camino cuesta arriba que ella misma construyó, y que lo hizo muy rápido. Seguro vendrán ajustes en su equipo y echará culpas… entonces intentará comenzar otra vez, pero ahora sólo cuatro de cada diez veracruzanos aprueban su trabajo. ¿Logrará dejar de ser la peor gobernadora del país?, es pregunta.
RADAR
EL PARO. Transportistas y campesinos —me aseguran— no darán un paso atrás en sus movilizaciones y bloqueos carreteros. En Bucareli se están tomando el tema muy, muy, pero muy en serio, me aseguran.

