PESOS Y CONTRAPESOS

Del comercio

Arturo Damm Arnal. *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: La Razón de México

Las actividades económicas se dividen en tres grupos. Primarias, explotación directa de recursos naturales, que aportan el 3.8% de la producción. Secundarias, las industrias, que contribuyen con el 32.6%. Terciaras, los servicios, que aportan el 63.6%.

Parte de las terciaras es el comercio, que aporta el 20% de la producción: 9.4% el comercio minorista (vende al consumidor final, para su uso personal), 10.6% el mayorista (vende a los comercios minoristas, para su venta al consumidor final).

Ya tenemos, del Inegi, la Encuesta Anual de Comercio 2024, que nos proporciona una buena imagen del comercio en el país.

Comienzo por los ingresos del comercio mayorista. Materias primas agropecuarias y forestales, para la industria, y materiales de desecho, generaron el 48.9% de los ingresos totales. Abarrotes, alimentos, bebidas, hielo y tabaco, el 25.9%. Maquinaria, equipo y mobiliario para actividades agropecuarias, industriales, de servicios y comerciales, y de otra maquinaria y equipo de uso general, el 12.4%. Productos farmacéuticos, de perfumería, artículos para el esparcimiento, electrodomésticos menores y aparatos de línea blanca, el 7.9%. Camiones y de partes y refacciones nuevas para automóviles, camionetas y camiones, el 3.2%. Productos textiles y calzado, el 1.5%. Intermediación de comercio al por mayor, 0.2%.

Continúo con los del minorista. Vehículos de motor, refacciones, combustibles y lubricantes, el 30.0%. Tiendas de autoservicio y departamentales, el 27.5%. Abarrotes, alimentos, bebidas, hielo y tabaco, el 14.2%. Artículos de ferretería, tlapalería y vidrios, el 6.9%. Artículos para el cuidado de la salud, 5.7%. Enseres domésticos, computadoras, artículos para la decoración de interiores y artículos usados, el 5.2%. Productos textiles, bisutería, accesorios de vestir y calzado, el 4.8%. Artículos de papelería, para el esparcimiento y otros artículos de uso personal, también 4.8%. Exclusivamente a través de internet, y catálogos impresos, televisión y similares, el 0.8%.

En materia de personal ocupado tuvimos, en el comercio mayorista, 65.6% hombres y 34.4% mujeres. En el minorista, 47.5% hombres y 52.5% mujeres. Total: 51.3% hombres y 48.7% mujeres.

En materia de remuneraciones tuvimos que, en el comercio mayorista, los hombres percibieron el 65.2% y las mujeres el 34.8%. En el minorista los hombres percibieron el 52.0% y las mujeres el 48.0%. Total: hombres el 57.4% y mujeres el 42.6%.

Todo lo anterior relacionado con una actividad, la comercial, que no siempre ha sido bien vista, como es el caso de los tiempos homéricos, en los cuales el comercio era considerado una actividad indigna, como se ve en el canto VIII, 159 – 160, de La Odisea, en el cual Euríalo le dice a Ulises: “No parece, extranjero, que seas varón entendido en los juegos que suelen tenerse entre hombres; te creo uno de esos, más bien, que en la naves de múltiples remos con frecuencia nos llegan al frente de gentes que buscan la ganancia en el mar, bien atento a la carga y los fletes y al goloso provecho: en verdad nada tienes de atleta”.

Todavía hoy hay quienes consideran al comerciante, intermediario entre el productor original y el consumidor final, en el mejor de los casos, como un mal necesario. ¿Será?

La respuesta en un próximo Pesos y Contrapesos.

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