Violar la constitución

Violar la constitución
Por:
  • arturo-damm

Los bloqueos realizados por manifestantes en San Lázaro, exigiendo más recursos para el 2020, impidieron a los diputados trabajar, siendo la causa de que estos no cumplieran con lo establecido en el artículo 74 de la Constitución, que señala como fecha límite para la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación el 15 de noviembre. Gracias a la artimaña del reloj legislativo, por la que se declaró un receso en la sesión, sin que la misma se cerrara, por lo que sigue vigente.

Cambiando de artículo, leemos en el quinto constitucional que “a ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos. El ejercicio de esta libertad sólo podrá vedarse por determinación judicial, cuando se ataquen los derechos de tercero, o por resolución gubernativa, dictada en los términos que marque la ley, cuando se ofendan los derechos de la sociedad”.

Hasta donde yo sé el trabajo de los legisladores es lícito (por más que en algunas ocasiones, dadas las leyes que expiden, resulte peligroso, una verdadera amenaza contra la libertad individual y la propiedad privada de los ciudadanos), por lo que nadie tiene el derecho de impedirlo, tal y como lo hicieron quienes bloquearon los accesos al Congreso de la Unión en San Lázaro, resultado, no de su derecho, sino de su poder. Lo hicieron, no porque tuvieran el derecho para hacerlo, sino porque tuvieron el poder para ello, poder que tuvo como contrapartida la impotencia y/o la falta de voluntad del gobierno para impedirlo, por lo cual el gobierno no hizo guardar, ¡una vez más!, la Constitución.

Ya son uso y costumbre las marchas, los plantones y los bloqueos que violan derechos de terceros, comenzando por el derecho al trabajo y, derivado de este, el derecho a transitar libremente, violación que se da con la venia del gobierno, que los permite, frente a la impotencia de los ciudadanos afectados, a quienes no les queda otra más que aguantar y, ¡eso sí!, seguir pagando impuestos para que el gobierno realice una tarea que no realiza: garantizar sus derechos que, dicho sea de paso, es la única tarea que verdaderamente justifica la existencia del gobierno y lo que la hace posible, el cobro de impuestos, el obligar a los ciudadanos a entregarle parte del producto de su trabajo, que en eso consiste cobrar impuestos.

Y no es que uno esté en contra del derecho a la manifestación, pero sí en contra de ciertas maneras de ejercer derechos que violan derechos de terceros, lo cual, en el caso de las marchas, los plantones y los bloqueos, es posible con la venia del gobierno, que incumple con su tarea principal: guardar y hacer guardar Constitución para hacer valer los derechos de los ciudadanos.