Evidencias sobre la debacle económica

Evidencias sobre la debacle económica
Por:
  • arturov-columnista

Como anticipamos en este espacio, el impacto de la emergencia sanitaria derivada del Covid-19 sobre la actividad económica, sería evidente en los datos de marzo y de forma más concreta y evidente en abril y mayo. Cifras económicas publicadas ya manifiestan el gran daño que está padeciendo la economía.

En primer lugar, a pesar de que los efectos económicos de la pandemia empezaron a surtir efecto a finales de marzo (las medidas para contener la propagación del Covid-19  iniciaron con la Jornada Nacional de Sana Distancia el pasado 23 de marzo), cifras preliminares del Inegi indicaron que durante el primer trimestre la producción nacional se contrajo -2.4% respecto al primer trimestre del 2019. Con ello, estimaciones propias indican que en marzo la producción pudo haberse desplomado a una tasa de 5% anual.

También en marzo, la producción industrial presentó una caída de 3.4% respecto a febrero.  El dato reciente profundizó la tendencia decreciente del indicador. Ya refleja el impacto económico de marzo, todos los grandes componentes de la producción industrial presentaron caídas respecto a febrero: la manufactura, la más afectada, -4.8% mensual; la construcción -1.4%; la minería -0.9% (a pesar del incremento en la producción de petróleo), y la producción de electricidad gas y agua -1.8%.

Los datos de marzo en la producción industrial y de la estimación en la producción nacional para ese mes son el preámbulo de la crisis económica que mostrará su mayor fuerza durante abril y mayo, cuando se aplican totalmente las medidas para combatir la emergencia sanitaria. El confinamiento de la población lleva a una parálisis de movilidad de personas y productiva que está necesariamente afectando el desempeño económico.

Ya en abril, algunas cifras como los indicadores de pedidos manufactureros del IMEF y del Inegi anticipan caídas muy abruptas de la industria, además de que la producción de automóviles se detuvo completamente ese mes. Es muy probable que en el cuarto mes del año la industria haya reducido su nivel de producción en una tasa cercana al 30% anual.  Asimismo, solamente en abril, se perdió casi medio millón de empleos formales.

Todas estas cifras ya anticipan una caída muy acentuada de la producción del PIB durante el segundo trimestre, que según estimaciones propias será cercana al 20% anual; es decir, que se perderá una quinta parte de la producción nacional.

Empero, debe considerarse que se trata de una caída económica que puede tener una reactivación rápida a partir de la segunda parte del año. En cuanto se reactive la movilidad social, se impulsará la producción a un ritmo relativamente acelerado. En este punto es donde se verificará la efectividad de las medidas económicas adoptadas en los ámbitos fiscal y monetario, además de la estrategia de desconfinamiento de la población.

Desafortunadamente, a pesar de que se anticipa una reactivación en la segunda parte del año, ello no será suficiente para compensar la caída del primer semestre, por lo que en el promedio del año el PIB nacional se reducirá alrededor de 7%. Una cifra que marcará esta recesión como una de las más profundas en la historia económica de México.