Las matemáticas del coronavirus

Las matemáticas del coronavirus
Por:
  • bibiana_belsasso

El coronavirus SARS-CoV-2 o Covid-19, que surgió en la ciudad china de Wuhan a finales de 2019, ha llegado a México.

Hasta el momento, a nivel global, ha causado una de las mayores crisis sanitarias de los últimos años, cuyas consecuencias no sólo abarcan el aspecto sanitario, sino que comienza también a repercutir en los aspectos económicos y sociales en los países que más casos tienen. En México, aunque aún no estamos en una crisis de salud, la turbulencia económica sí ha tenido efectos.

En México tenemos cinco casos confirmados y otros ocho en observación hasta el momento de escribir estas líneas. La cifra es baja y principalmente afecta a aquellos ciudadanos que han viajado sobre todo a Italia, a la zona de Lombardía y Veneto. Por eso es tan importante, si usted ha viajado o está en contacto con alguien que lo ha hecho, estar muy atentos para que no se propague el virus.

De acuerdo a la información dada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se sabe que el SARS-CoV-2 es un coronavirus, una extensa familia de virus que afecta al ser humano y varias especies de animales.

El nuevo coronavirus de Wuhan afecta las vías respiratorias y puede provocar desde un cuadro leve, con tos seca y fiebre, a síntomas mucho más graves, como insuficiencia respiratoria aguda y neumonías que pueden ocasionar la muerte.

Todavía no se ha podido determinar con precisión el mecanismo de contagio, aunque la hipótesis más aceptada por analogía con otras infecciones similares es que la transmisión entre humanos se produce por el contacto con secreciones que el portador del virus genera al toser o estornudar.

Otra vía de transmisión es que las personas infectadas se laven las manos de manera inadecuada después de usar el baño y luego toquen superficies o preparen alimentos que entran en contacto con personas sanas. Investigaciones recientes sugieren que esta ruta fecal-oral puede ser una vía importante y poco reconocida para el nuevo coronavirus.

El agua, los alimentos y los objetos, como ropa o utensilios, pueden ser una fuente de infección, especialmente si han sido contaminados por las heces o secreciones respiratorias de una persona infectada.

Por eso los funcionarios de salud chinos recomiendan medidas para fortalecer el saneamiento y la higiene en áreas epidémicas.

¿Pero qué tenemos tanto riesgo de contagiarnos de coronavirus?

El periódico El Mundo, en España, ha sacado un magnífico reportaje sobre las matemáticas del contagio.

Dice que las matemáticas del coronavirus distinguen a la población, de una forma aproximada: están los Susceptibles (S), las personas que podrían infectarse; los Infectados (I), aquellos que ya han sido infectados; y los Recuperados (R) o sanados, que son aquellos que se infectaron, han superado la enfermedad y ahora ya no transmiten el virus.

Para el sarampión, el número promedio de contagios, que genera una persona infectada se estima en alrededor de 15. Es decir, durante un brote de sarampión, una persona infectada infecta a un promedio de otras 15, si ninguna está vacunada.

Para las paperas, el promedio de contagio es aproximadamente de 10 personas por cada una que haya contraído la enfermedad.

Para el coronavirus, la estimación de contagios por cada persona que lo haya contraído está en 2.5 aproximadamente.

Refuerzan protección

[caption id="attachment_1113225" align="aligncenter" width="1070"] En hospitales de Wuhan, ciudad en la que se originó el brote de Covid-19, son las enfermeras las que ensamblan las mascarillas que usan los pacientes contagiados y personal médico. Foto: AP[/caption]

Es verdad, el coronavirus tiene un índice de contagio bajo, pero no podemos cantar victoria. Por ejemplo, la gripe española, la de 1918, tuvo un índice de contagio de alrededor de 2.1; y todos hemos oído hablar de ella: dejó millones de muertos en todo el mundo.

Lo que se tiene que lograr es que cada infectado, propague el virus a no más de una persona y sólo así se puede detener la epidemia.

Por eso es tan importante mantener a los casos de contagio aislados.

Pero aquí viene el problema, si el índice de contagio es mayor a una persona por cada caso, aunque sea ligeramente, estamos en presencia de un principio epidémico.

El diario El Mundo pone un ejemplo: hagamos de cuenta que los infectados son canicas. Se lanza una canica solitaria, el llamado paciente cero y golpea a dos más. Cada una de ellas afecta a dos más, que a su vez afectan a dos más cada una. Y así sucesivamente. Es lo que se llama crecimiento exponencial, y es el comienzo de cualquier epidemia.

En la primera fase se infectan cada vez más personas y cada vez más rápido, porque el tiempo promedio que transcurre entre el momento en que una persona se infecta y el momento en que esa misma persona infecta a otra, es alrededor de siete días.

Por eso, aunque parecieran exageradas las medidas, como las cuarentenas, el cierre de escuelas, teatros, museos y restaurantes, así como estadios de futbol y vuelos a ciertos lugares, son la única forma de reducir el índice de contagio.

Aseguran los expertos que cuando el índice de contagio llegue por debajo de una persona contagiando a otra, la epidemia misma será la que se asfixiará.

Y muy probablemente, en un par de meses, se tendrán ya las vacunas. Por eso la clave es detener el contagio, tomarlo en serio, aunque se tengan que adoptar medidas duras. No hay otra forma.