Arturo Damm Arnal

Consumo, ¿motor?

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Muchos lo llaman el motor. Yo prefiero llamarla la causa eficiente que, como nos enseñó Aristóteles, es aquella de la cual proviene el efecto, que en este caso es el crecimiento económico, que ha sido el talón de Aquiles de la economía mexicana desde 1982. 

Entre 1935 y 1981 el crecimiento promedio anual fue 6.17 por ciento: el mayor 11.01 en 1964, 0.32 el menor en 1954. Entre 1982 y 2020 fue 2.00 por ciento: 6.85 el mayor en 1997, el menor menos 8.31 en 2020.

¿Por qué es importante que la economía crezca lo más posible? Porque el problema económico de fondo es la escasez, el hecho de que no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis. Una de las condiciones que debe cumplirse para minimizarla es que se produzca y ofrezca la mayor cantidad posible de bienes y servicios, producción que es la variable con la que se mide el crecimiento de la economía, lo cual debe llevarnos a preguntar por el motor del crecimiento, por la causa eficiente de la producción de bienes y servicios, que es la inversión directa, la que se destina, precisamente, a producir satisfactores. Ésta, y solo ésta, es la causa eficiente del crecimiento económico, algo que, por alguna extraña razón, no se acaba de entender, lo cual puede llevar a análisis falsos y a propuestas de política económica equivocadas, como las keynesianas: más consumo = mayor crecimiento, lo cual, la mayoría de las veces, no es cierto.

Un ejemplo de la anterior lo tenemos en el más reciente Análisis Económico Ejecutivo del Centros de Estudios Económicos del Sector Privado, el CEESP, en el cual leemos que “los indicadores de consumo, que son un importante motor del crecimiento (y se refiere al consumo no al indicador), reflejan entre otras cosas la mayor dificultad para generar empleos”, lo cual está relacionado con la producción, no con el consumo, ya que para producir alguien tiene que trabajar, no consumir.

El crecimiento se mide por la creación (producción) de bienes y servicios, que depende de las inversiones directas. El consumo es la antítesis de la creación de bienes y servicios, es su destrucción. Al consumir, al usar los bienes y servicios para satisfacer necesidades, lo que hacemos es destruirlos. Piénsese, entre cualquier otro ejemplo, en la bebida y la comida. ¿Qué sucede cuando bebemos y comemos? Destruimos comida y bebida, que, dado que nos volverá a dar sed y hambre, habrá que reponer, para lo cual habrá que producir (crear) bebida y comida, para lo cual se requieren inversiones directas, no consumo.

El consumo no es motor del crecimiento. La única causa eficiente del mismo es la inversión directa, tema que, por su importancia, y por los errores que persisten, retomaré en un próximo Pesos y Contrapesos.