Arturo Damm Arnal

Desempeño general (3/3)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El desempeño general de la economía debe medirse por su dinamismo (crecimiento) y estabilidad (poder adquisitivo del dinero). El crecimiento (dinamismo) debe ser el mayor posible y la inflación (inestabilidad) la menor posible. Lo mínimo aceptable es que la tasa de crecimiento sea mayor que la tasa de inflación.

Ya vimos que, en promedio anual, el crecimiento este sexenio será 0.52 por ciento y la inflación 5.09 por ciento, poco dinamismo (crecimiento muy bajo), mucha inestabilidad (inflación muy elevada), con la tasa de crecimiento (0.52) muy por debajo de la tasa de inflación (5.09), con el impacto que ello tiene, por el lado del crecimiento, en la creación de empleos, la generación de ingresos y la consecución del bienestar, que requiere de empleos e ingresos, y, por el lado de la inflación, nuevamente en el bienestar, que requiere de, por lo menos, la preservación del poder adquisitivo del dinero y, por lo más, de su aumento (deflación). Los resultados económicos de la 4T, en términos generales, dejarán mucho que desear.

Ya vimos cómo se comparará la 4T, en dinamismo y estabilidad, con los cinco sexenios anteriores (Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña), en los cuales, en promedio anual, estos fueron los resultados, mencionando primero crecimiento y luego inflación. Salinas: 4.08 y 15.90. Zedillo: 3.34 y 22.55. Fox: 1.99 y 4.44. Calderón: 1.73 y 4.28. Peña: 2.45 y 4.19, todos con el crecimiento por debajo de la inflación, no lográndose el mínimo aceptable: que el crecimiento sea mayor que la inflación.

Analizo ahora la recuperación de la economía después de las tres recientes recesiones: 1995, Efecto Tequila; 2009, Gran Recesión; 2020, efectos 4T y Covid, centrando la atención en la fuerza de Efecto Rebote, que tiene lugar cuando, después de tener resultados muy malos se obtienen, consecuencia de un efecto estadístico, relacionado con un punto de comparación muy bajo, resultados muy buenos. La recuperación en forma de V.

En 1995, el año del Efecto Tequila, consecuencia del Error de Diciembre de 1994, la economía decreció 6.25 por ciento. En 1996 creció 6.55 por ciento. La tasa de crecimiento durante el Efecto Rebote fue mayor que la tasa de decrecimiento el año anterior. Aquella recesión duró cuatro trimestres, del primero de 1995 al cuarto del mismo año.

En 2009, el año de la Gran Depresión, que no hay que confundir con la Gran Recesión de los años treinta del siglo pasado, la economía decreció 5.08 por ciento. En 2010 creció 5.13 por ciento. Nuevamente, la tasa de crecimiento durante el Efecto Rebote fue mayor que la tasa de decrecimiento el año anterior. Aquella recesión duró cinco trimestres, del cuarto de 2008 al cuarto de 2009.

En 2020, consecuencia de los efectos 4T y Covid, la economía decreció 8.23 por ciento. En 2021 creció 5.53 por ciento. En esta ocasión, la tasa de crecimiento durante el Efecto Rebote fue menor que la tasa de decrecimiento el año anterior. Aquella recesión duró ocho trimestres, del segundo de 2019 al primero de 2021, la más larga hasta el día de hoy.

Con crecimiento promedio anual de 0.52 por ciento, y con inflación, también promedio anual, del 5.09 por ciento, los resultados generales de la 4T, en materia económica, serán malos. Un buen resultado hubiera sido el contrario: crecimiento del 5.09 e inflación del 0.52, algo que se ve difícil.