Arturo Damm Arnal

Pobreza laboral

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El Coneval mide la pobreza multidimensionalmente. Por carencia de ingresos: no se generan, gracias al trabajo propio, ingresos suficientes para satisfacer las necesidades. Por carencias sociales: rezago educativo; acceso a servicios de salud; acceso a la seguridad social; calidad y espacio de la vivienda; acceso a servicios básicos de vivienda; acceso a alimentación nutritiva y de calidad.

Para superar la pobreza se necesita superar ambas carencias, y la superación de las carencias sociales debe depender de la superación de la carencia por ingresos: debe generarse ingreso suficiente para acceder, gracias a la generación personal de ingreso, no a la redistribución gubernamental del mismo, a alimentación, atención médica, educación, vivienda y servicios básicos de vivienda adecuadas, lo cual haría que la seguridad social, en muy buena medida, saliera sobrando.

¿Cómo andamos, en México, en materia de carencia de ingresos, la dimensión más grave de la pobreza?

El Coneval acaba de publicar el Informe Referente a la Pobreza Laboral, al cuarto trimestre de 2022, pobreza laboral en la que se encuentran quienes no son capaces de generar, con su trabajo, un ingreso suficiente para comprar la canasta básica alimentaria, pobreza laboral en la que se encontró, al último trimestre del año pasado, el 38.5 por ciento de la población ocupada, incapaz de comprar, con el producto de su trabajo (y eso es el ingreso, el producto del trabajo de cada quien), la canasta básica alimentaria, más incapaz todavía para superar, de manera autónoma (libre, independiente, y por lo tanto digna), gracias a la generación personal de ingreso, no a las dádivas otorgadas por el gobierno, las otras carencias sociales: atención médica, educación, vivienda y servicios básicos de vivienda.

Durante el primer trimestre de 2020, antes de la recesión, el porcentaje de pobreza laboral fue 36.6 por ciento, que subió a 46.0 en el tercer trimestre de aquel año (el mayor del que se tenga registro: el anterior fue el del cuarto trimestre de 2014, 45.4), que bajó a 38.3 en el segundo trimestre de 2022 (el menor desde que se alcanzó el máximo en el tercer trimestre de 2020), para terminar el año pasado, durante el cuarto trimestre, en 38.5 por ciento, todavía por arriba del 36.6 del primer trimestre de 2020, antes de la recesión, lo cual quiere decir que la recuperación en materia de pobreza laboral, si por ello entendemos volver a estar como estábamos antes de la recesión, sigue pendiente.

Relacionado con lo mismo, la generación de ingreso, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, para el cuarto trimestre de 2022, del INEGI, entre octubre y diciembre del año pasado el 27.89 por ciento de los trabajadores asalariados ganaron hasta un salario mínimo (hasta $260.34 diarios), el 40.23 entre uno y dos salarios mínimos (hasta $520.68), el 11.84 más de dos y hasta tres (más de $520.68 y hasta $781.02), el 4.72 más de tres y hasta cinco (más de $781.02 y hasta $1,301.36), el 1.49 más de cinco (más de $1,301.36 al día).

El 79.96 por ciento de los trabajadores asalariados (el 68.17 por ciento de la población ocupada) ganaron, en el cuarto trimestre del año pasado, hasta $781.02 pesos diarios, ingreso insuficiente desde muchos puntos de vista.