Arturo Damm Arnal

De la propiedad (2/2)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La propiedad privada es la condición de posibilidad del ejercicio de la libertad individual, de tal manera que, en la misma medida en la que se limita o prohíbe el uso de la primera se limita o prohíbe el ejercicio de la segunda. Por ejemplo: si se prohíbe directamente la propiedad privada de los medios de producción, es decir, el uso de los mismos para producir, ofrecer y vender bienes y servicios, se prohíbe indirectamente el ejercicio de la libertad individual para producirlos, ofrecerlos y venderlos, porque la propiedad privada de los medios de producción es la condición de posibilidad del ejercicio de la libertad individual para producir, ofrecer y vender.

Hoy la libertad individual tiene mejor repu-tación que la propiedad privada, sobre todo que la propiedad privada de los medios de producción, que muchas veces es vista, en el mejor de los casos, con desconfianza, por lo que hay que regularla, y, en el peor, con desprecio, por lo que hay que expropiarla.

Hoy en México el derecho de propiedad privada de los medios de producción no está ni plenamente reconocido, ni puntualmente definido, ni jurídicamente garantizado, ya que basta y sobra que el Congreso de la Unión expida una ley en la que se diga que éste o aquel sector de la actividad económica es considerado estratégico para que tenga que ser expropiado (párrafo cuarto artículo 28 constitucional) y gubernamentalizado (párrafo quinto artículo 25), muestra del poco respeto que merece la propiedad privada, sobre todo de los medios de producción.

Lo anterior quiere decir que la mexicana, que en el sentido literal del término sí es una economía de mercado, no lo es en el sentido institucional, lo cual limita sus posibilidades para lograr mayor crecimiento y mayor bienestar, siendo que sin el primero no puede darse el segundo, por más que algunos opinen lo contrario.

Hoy hay que dar la batalla por la propiedad, por el derecho de propiedad, por el respeto al derecho de propiedad, comenzando por el derecho de propiedad de los medios de producción, y esa batalla deben darla sobre todo los empresarios, para quienes los artículos 25 y 28 constitucionales son una espada de Damocles pendiendo de un hilo sobre sus cabezas, sobre todo con un gobierno, como el de la 4T, con una clara animadversión hacia la empresa privada, hacia la economía de mercado en el sentido institucional del término.

Si el liberalismo defiende la libertad individual el propietarismo debe defender la propiedad privada, defensa que, dado que la propiedad privada es la condición de posibilidad del ejercicio de la libertad individual, lo es también de la libertad individual.

A quien le interese el tema le recomiendo el libro Por qué la libertad, de Henry Lepage.