Arturo Damm Arnal

El reto del empleo formal

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Según los Indicadores de Ocupación y Empleo del INEGI, de mayo, la Tasa de Informalidad Laboral (que “considera, sin duplicar, a los que son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, así como a aquellas personas cuyo vínculo o dependencia laboral no reconoce su fuente de trabajo.

Así, se incluye —además de la población que labora en micronegocios no registrados o sector informal— otras modalidades análogas, como las y los ocupados por cuenta propia en la agricultura de subsistencia, así como a quienes laboran sin seguridad social y cuyos servicios son utilizados por unidades económicas registradas”), fue el 55.6 por ciento de la población ocupada, 31.8 millones de personas.

La Tasa de Ocupación en el Sector Informal (que “considera a todas las personas que trabajan para unidades económicas no agropecuarias operadas sin registros contables y que funcionan a partir de los recursos del hogar, o de la persona que encabeza la actividad sin que se constituya como empresa. De este modo, la actividad en cuestión no tiene una situación identificable e independiente de ese hogar o de la persona que la dirige y, por lo mismo, tiende a concretarse en una escala de operación muy pequeña”), fue de 16.4 millones de personas, el 28.7 por ciento de la población ocupada.

Tal es el tamaño de la informalidad en México.

Según datos proporcionados por el IMSS, en junio se crearon, en el sector formal de la economía, 60,221 empleos, con los cuales durante el primer semestre se crearon 448,560, sumando un total 21,068,708 empleos formales, de los cuales 79.9 por ciento son permanentes y 20.1 eventuales.

En promedio, durante el primer semestre, se crearon al mes 74,760 nuevos empleos formales, lo cual, de mantenerse la tendencia, dará como resultado, para 2022, 897,120 nuevos empleos, el 74.76 por cierto de los que se necesitan para darle empleo a quienes, año tras año, se incorporan a la población económicamente activa, cifra que se estima en 1,200,000 personas, población económicamente activa compuesta por las personas mayores de quince años que buscan trabajo: si lo encuentran, ya sea en el sector formal o informal, se vuelven población ocupada; si no lo encuentran, y siguen buscando, son población desocupada.

Para darnos una idea del reto que tenemos en materia de creación de empleo formal, y de la importancia que tiene la informalidad como “solución” a dicho problema, tengamos en cuenta que entre 2011 y 2021 se crearon, en el sector formal, en promedio anual, 534,670 nuevos empleos, el 44.56 por ciento del 1,200,000 estimado. El peor año fue, por razones obvias, 2020, con una pérdida de 647,710 empleos formales. El mejor fue, resultado del efecto rebote, 2021, con una creación de 846,416 empleos formales, el máximo histórico.

Dos preguntas que surgen al considerar el tema de la formalidad en la economía mexicana son qué tan fácil o difícil resulta crear empleos formales, desde el punto de vista de todos los trámites burocráticos y regulaciones gubernamentales que deben cumplir los empleadores para crearlos, y qué tan atractiva es la economía mexicana para invertir directamente en ella, inversiones directas que, entre otras cosas, crean empleos.