Arturo Vieyra

Acechanzas sobre el crecimiento

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra  *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra  
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El desarrollo e impacto de la pandemia ha sido un factor fundamental para el desenvolvimiento de la economía mexicana, la aparente ausencia de una tercera ola después de la Semana Santa fue un factor fundamental para alentar el optimismo.

Así, las expectativas de los analistas sobre el crecimiento del PIB para este año fueron incrementándose paulatinamente hasta alcanzar un pronóstico cercano al 6%.

Desafortunadamente el panorama empieza a ensombrecerse. Tres hechos despiertan la cautela en el análisis. El primero, quizá el más importante, se refiere al ya evidente y claro surgimiento de la tercera ola de contagios que no sólo en México sino a nivel mundial está golpeando la salud de la población y la economía. En el caso de nuestro país ha sido bastante vigoroso el incremento en las últimas semanas que pasó de un mínimo aproximado de 2,300 promedio semanal a finales de mayo hasta 10,100 actualmente, es decir, prácticamente se ha cuadruplicado.

Tanto en el mundo como en nuestro país las condiciones para enfrentar la pandemia son muy diferentes a las del año pasado. Afortunadamente existe mayor experiencia, infraestructura hospitalaria y, principalmente, se tiene la vacuna, de tal suerte que la estrategia para enfrentar la pandemia radica en la rapidez de los procesos de vacunación para alcanzar lo más pronto posible la llamada “inmunidad de rebaño”. Ha sido destacada la labor de las autoridades federales y locales en el proceso de vacunación, pero todavía no es suficiente (42.3 dosis por cada 100 habitantes) como para contener el contagio de la tercera ola. Si bien las autoridades han comentado que no se cerrarán las actividades como en el año pasado y, por tanto, es previsible que el impacto será sensiblemente menor, todavía es incierto que tanto se verá afectada la actividad productiva.

Un segundo elemento que genera incertidumbre sobre el crecimiento es el reciente desempeño de la inflación. Las preocupaciones sobre este tema también se han acrecentado sensiblemente debido a que en mayo y junio ha permanecido en niveles altos (cercanos al 6%) con cierta resiliencia a la baja, particularmente el componente subyacente del INPC. Este comportamiento impacta negativamente el crecimiento económico mediante dos vías. En primer lugar, impulsó a Banxico a subir sorpresivamente la tasa de interés el mes pasado, e incluso, alentó las expectativas para que siga ascendiendo en lo que resta del año, con ello, la política contractiva afectará negativamente el desempeño económico.

En segundo término, la mayor inflación viene provocando una caída del poder adquisitivo de los salarios, por ejemplo, tomando la remuneración promedio de los trabajadores afiliados al IMSS, después de crecer a una tasa anual de 4.5% a principios del año, por efecto la mayor inflación principalmente, en junio ya se presenta un incremento real de tan solo 0.2%. Ello también merma la capacidad del consumo y el crecimiento.

Finalmente, poco se ha reparado en el hecho que la producción manufacturera ha mostrado durante abril y mayo, dos caídas consecutivas en su producción. Aunque estas caídas se explican más por un problema de abasto en la industria —especialmente la automotriz— y, por tanto, se trata de un problema temporal, de prolongarse tendrá también un impacto negativo en la producción nacional.