Arturo Vieyra

Finanzas Públicas llegando al límite

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Uno de los elementos que más han coadyuvado a la estabilidad macroeconómica ha sido el compromiso del Gobierno federal por lograr las finanzas públicas sustentables, esto es, mantenerlas en línea con las metas fiscales evitando un crecimiento desproporcionado de la deuda pública.

Prueba de ello es el reconocimiento de los mercados que se manifiesta en diversas vías como el nivel de riesgo país que actualmente está por debajo del promedio de las economías emergentes, así como por el hecho de que se mantiene la calificación del grado de inversión de la deuda por las principales calificadoras. Incluso, también el manejo de las finanzas públicas coadyuva a la fortaleza del tipo de cambio peso-dólar que observamos desde hace varios meses.

Son tres las estrategias que el gobierno ha instrumentado a lo largo de los tres últimos años a fin de mantener las metas fiscales: disponer de los fondos de estabilización y otros ahorros generados en el pasado; un esfuerzo por aumentar la recaudación principalmente en los grandes contribuyentes; lograr ahorros importantes de recursos a través de la llamada “austeridad republicana”.

Esta estrategia ha resultado exitosa en la medida que no se ha incrementado la deuda más allá de lo que la ha impulsado principalmente el mayor costo financiero derivado del aumento de las tasas de interés internas y externas.

Sin embargo, llama la atención el resultado de las finanzas públicas del primer trimestre del año con algunas señales negativas, principalmente en el renglón de ingresos. En efecto, en la primera parte del año los ingresos del sector público mostraron una reducción de 5 por ciento real respecto al primer trimestre del año pasado. Esta reducción se debe a dos factores: a la caída de los ingresos petroleros, que responde directamente al menor precio del petróleo, y a la reducción en términos reales de los ingresos tributarios de 4.2 por ciento.

Cabe notar que, frente a los ingresos programados desde principios del año, el total obtenido por el sector público estuvo por debajo en 177 mil millones de pesos, debido principalmente a que no se cumplieron las metas en materia de ingresos petroleros, IVA y IEPS. Desafortunadamente, la mejor recaudación respecto a lo programado del ISR y no tributarios no alcanzó para compensar el faltante.

A la caída de ingresos se sumó un incremento del costo financiero de 46 por ciento por efecto de las mayores tasas de interés internas y externas, generando una presión considerable sobre las finanzas públicas. La respuesta del gobierno es consecuente con su política tradicional de mantener en línea con lo programado el balance público, por lo que el gasto primario se redujo sustancialmente 8.7 por ciento. Frente a este ajuste, la posición fiscal mostró un déficit público menor a lo programado por 73 mil millones de pesos.

En consecuencia, los resultados de las finanzas públicas del primer trimestre estuvieron incluso mejor que la meta fiscal, empero apuntan una clara señal de alerta en un contexto donde el crecimiento de la economía para lo que resta del año no será tan próspero como lo visto el primer trimestre. Las posibilidades de reducir aún más el gasto se acortan. Debe tenerse en cuenta que si bien este año, e incluso el siguiente, podría continuar con la misma tónica, el límite para el cumplimiento de las metas y compromisos gubernamentales está más próximo.