Arturo Vieyra

La inflación bien, pero no tanto

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La inflación sigue su curso descendente, así lo corroboran los datos de la primera quincena de abril. El reporte del Inegi señala que la tasa anual de crecimiento del INPC disminuyó hasta 6.24% desde 6.58% en la segunda quincena de marzo. La tendencia hacia una menor inflación es franca, más aún si consideramos que el avance de los precios ya está lejos del pico reciente alcanzado en la primera mitad de septiembre cuando alcanzó 8.76%.

La pregunta obligada es si este descenso visto en la inflación está en línea con la política monetaria instrumentada por el banco central basada en un fuerte incremento en la tasa de interés. La respuesta en principio es positiva; no obstante, existen varios elementos que matizan el éxito, hasta ahora relativo, de la política monetaria.

El principal cuestionamiento radica en el hecho de que la inflación subyacente (el índice que señala más fielmente la trayectoria de la inflación y representa el 75% del INPC) ha descendido de manera mucho más lenta, además de que su nivel sigue siendo alto (7.75% desde 8.66% en la primera mitad de noviembre). Incluso, a su interior hay segmentos con un avance todavía preocupante, principalmente el referido a los precios de los alimentos procesados cuya tasa anual es de 12.38%.

En segundo lugar, y también al interior de la inflación subyacente, hay presiones latentes por el lado de los precios de los servicios, que excluyendo colegiaturas y vivienda, muestran resistencia a la baja y avanzan a una tasa 7.02%.

En general, a pesar de que las fuentes de inflación externa (costo de fletes, cadenas de suministro y precios internacionales de materias primas) han cedido prácticamente en su totalidad, el residual principal que promueve la inflación en México es interno y focalizado en el componente subyacente. Se refiere básicamente a que las expectativas de los agentes económicos se encuentran persistentemente al alza. Como dato, cabe mencionar que de los 299 genéricos que componen el INPC, el 61% está creciendo a tasas anuales superiores al 6.0%, lo que sugiere una extensa contaminación de las expectativas inflacionarias.

Como contraparte, el descenso descrito de la inflación tiene su base principal en el subíndice no subyacente cuyo descenso desde una tasa anual de 10.70% en agosto pasado hasta sólo 1.82% en la primera mitad de abril se debe a dos factores: (1) a la política oficial de contención de los precios de los energéticos; y (2) al menor avance de los precios agrícolas que más tienen una base de comparación muy alta (crecieron mucho el año pasado).

Considero que, en virtud de que las fuentes principales del descenso de la inflación tienen que ver con la política pública de los energéticos y con la fuerte volatilidad de los precios agrícolas, no hay todavía bases firmes para garantizar un éxito de la política antiinflacionaria. En este sentido, Banxico tiene que dar señales firmes de su lucha contra la inflación. Por ello, no debe descartarse un incremento adicional a la tasa de interés, aunque ello dependerá de los próximos datos de inflación antes de la próxima reunión de la Junta de Gobierno y, en menor medida, de lo que haga la Fed en Estados Unidos a principios de mayo.