Arturo Vieyra

Malos diagnósticos, malas soluciones

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Recientemente se dieron a conocer las cifras de empleo formal para el cierre del año pasado. En su anuncio oficial por parte del Ejecutivo se les dio una interpretación que, a mi juicio, es bastante imprecisa. En primer lugar, se argumenta una pérdida en el nivel de empleo formal (trabajadores afiliados al IMSS) en diciembre respecto a noviembre de 313 mil empleos, en donde, si bien se pone de manifiesto que en cada diciembre disminuye el empleo respecto al mes anterior, se argumentó que ello es producto de malas prácticas empresariales en la contratación de trabajadores. Esta conclusión, desde mi punto de vista, responde a una mala interpretación de la estadística publicada por el IMSS.

Efectivamente, cada diciembre el empleo formal disminuye respecto a noviembre, pero argumentar que esto se debe a prácticas malintencionadas de las empresas para afectar los derechos laborales carece de fundamento, más aún con el paso adelante que se dio con la nueva ley de la subcontratación. Sin negar que puede haber un elemento de razón en el argumento oficial, éste a todas luces es insuficiente y seguramente se refiere a casos específicos que, por cierto, el ejemplo de la institución de educación superior que fue acusada directamente fue desmentido con claridad por la propia institución.

En primer lugar, si revisamos la estadística del IMSS, se detecta claramente que siete de los nueve grandes sectores reportados por la institución de salud (95% del total de trabajadores), muestra que año con año se genera la caída estacional del empleo en diciembre; es decir, si el argumento del Ejecutivo fuera válido habría malas prácticas a lo largo y ancho de toda la actividad económica.

El no entender la naturaleza estacional del mercado laboral en México lleva en este caso a acusaciones carentes de sustento. Industrias como las de servicios aceleran la contratación de empleos temporales en noviembre para la preparación del Buen Fin y la temporada navideña para luego ajustarse en diciembre. Lo mismo se puede decir para otros sectores con dinámicas productivas que se ajustan por la temporada decembrina.

Es en este punto cuando un mal diagnóstico conlleva soluciones igualmente malas. El análisis fallido de la estacionalidad realizado por los asesores del Ejecutivo tuvo dos consecuencias. La primera, el Gobierno desperdició una oportunidad importante de dar una buena noticia. Esto es así porque los resultados en materia de empleo fueron buenos en diciembre. El número de trabajadores afiliados al IMSS ascendió a 20.62 millones de trabajadores, 4.3% más que un año antes, es decir, se crearon 846.4 mil empleos en un año, incluso, cálculos propios con cifras desestacionalizadas —técnica que deberían utilizarse para evaluar la dinámica mensual del empleo— indican que se crearon respecto a noviembre 107 mil empleos.

La segunda, la más importante es que el diagnóstico impreciso llevó a acusaciones sin fundamento al sector privado, hecho que en la situación actual de encono en la que nos encontramos en nada abona para el entendimiento y la solución de los problemas de falta de inversión productiva.

No se trata de defender uno u otro bando, necesitamos claras fuentes de información y análisis preciso y objetivo que nos permitan llegar a soluciones reales y tangibles para que nuestra economía pueda crecer. Lo demás no funciona.