Arturo Vieyra

Un nuevo paradigma en puerta

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Los recientes acontecimientos referidos al impacto de la pandemia Covid y la guerra entre Rusia y Ucrania están generando cambios en las estructuras económicas y geopolíticas configuradas en las últimas tres décadas a la luz del llamado neoliberalismo y la consiguiente globalización de la economía mundial.

El panorama perfilado por Francis Fukuyama en su libro El Fin de la Historia y el Último Hombre donde apunta que había terminado la lucha ideológica entre las naciones derivada de la Guerra Fría dando lugar a las democracias liberales y estables parece no corroborarse en el mundo actual, donde los riesgos de un resquebrajamiento de la producción mundial (que ya habían sido anticipados con la crisis del 2008-2009) son ahora más evidentes.

Los riesgos y consecuencias generados por ambos megaeventos son de consideración frente a la inflación galopante derivada de los altos precios de los fletes y cotizaciones internacionales de las materias primas. En especial, la dependencia entre naciones por garantizar el abasto de insumos, principalmente energéticos y alimentos, a bajo costo aprovechando las “ventajas comparativas” que ofrece la economía globalizada está hoy en entredicho.

El rompimiento de las cadenas productivas globales es un claro síntoma de las debilidades del actual paradigma económico basado en la globalización a ultranza. No obstante, y hay que tenerlo claro, el mundo no va a retroceder al proteccionismo de antaño, pero sí se reconfiguran nuevas estructuras y zonas de comercio y producción mundiales basadas en bloques que garanticen una mayor estabilidad y confianza en las cadenas de producción. En México ya sufrimos el primer ajuste de cuentas con la reconversión del antiguo TLCAN al nuevo T-MEC, donde las condiciones para nuestra economía se hicieron más estrictas.

El advenimiento de los cambios en el orden mundial trae ventajas para México, a la vez que corrobora cierto atino en las decisiones tomadas por la actual administración. Los cambios en la globalización implican un fortalecimiento de la zona de América del Norte, de la cual formamos parte. La competencia entre Estados Unidos y China por la hegemonía económica mundial pone a México como un socio comercial mucho más estratégico, confiable y económico que los países asiáticos en el fortalecimiento de las cadenas productivas.

Recordemos que China es el principal competidor de la manufactura mexicana en el mercado de Estados Unidos. La actual coyuntura brinda una oportunidad única para fortalecer nuestra posición en el concierto productivo global. Aprovechar esta ventaja que la geografía y el modelo anterior proporcionaron es una prioridad.

Asimismo, la determinación por lograr la autosuficiencia en materia energética y alimentaria frente a la complicada situación generada por el Covid y la guerra en Europa luce como una estrategia plausible para no estar sujetos a los vaivenes de la volatilidad internacional. También la construcción del corredor interoceánico deberá ser la obra prioritaria del actual gobierno.

Desafortunadamente, el aprovechamiento de estas ventajas no viene solo, los rezagos que actualmente presenta la economía mexicana son realmente alarmantes. Es especial la inversión, cuyo rezago no tiene parangón en la historia, en 2021, el nivel de la inversión productiva apenas supera los niveles de 2010. La falta de infraestructura y terminar con la inseguridad son una prioridad.