Riesgos en la inflación de servicios

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En el más reciente comunicado de política monetaria del Banco de México la Junta de Gobierno decidió por unanimidad y en concordancia con prácticamente todos los analistas, mantener la tasa de interés de referencia en 11%, se perfiló un tono restrictivo que sembró dudas alrededor de la posible baja en los rendimientos para los próximos meses.

En efecto, la decisión del Banxico refleja mayor preocupación por la inflación. De hecho, los pronósticos para finales del 2024 del banco central se ajustaron al alza tanto para la inflación general como para la subyacente hasta 4.0% y 3.8% desde 3.6% y 3.5% previos. Si bien este ajuste debe leerse con cautela, pues más bien se trata de un reconocimiento de las expectativas del mercado y analistas (que ya estaban más altas desde hace varios meses), sí coloca a la Junta en una posición más incómoda para iniciar con el ciclo de bajas en la tasa de interés.

Asimismo, la inflación no ha tenido un desempeño del todo satisfactorio, en abril repuntó hasta 4.65% y es probable que en mayo vuelva a repuntar. Este incremento tuvo que ver con los componentes de la inflación no subyacente agropecuarios y energía, que es un elemento muy volátil, y por lo mismo, puede preverse una disminución en lo que resta del año. En paralelo, el componente subyacente de la inflación continuó con la tendencia a la baja, en abril se ubicó en 4.37% desde 4.55% el mes previo.

A pesar de ser favorable, la desinflación del rubro subyacente muestra un ritmo muy lento, incluso, insatisfactorio. Es en este punto donde se encuentra el principal reto para el Banxico. Para que éste actúe necesita ver más solidez en la desaceleración de la inflación subyacente, pero a su interior hay dos comportamientos claramente diferenciados: por un lado, la inflación de mercancías, que ya ha descendido en abril hasta una tasa anual de 3.7%, y por otro lado, la inflación de precios de los servicios cuya tasa anual está en 5.2%, bastante alta, pero fundamentalmente con una resistencia mayor a disminuir.

Si la inflación de servicios no disminuye, las complicaciones serán mayores. Una disección rápida del componente de servicios corrobora que todavía hay fuertes presiones en este componente del INPC. Considerando los 299 genéricos del INPC, 47 de ellos corresponden a los subíndices de precios de los servicios. Dentro de éstos, 82% continúa creciendo a tasas mayores al 4% (¡el 50% de los 47 crecen más de 6%), y lo que es más preocupante, de este universo, la mayoría no muestra una clara tendencia a descender.

Aunque la expectativa sigue siendo que los precios de los servicios desciendan por la desaceleración de la actividad económica, por el efecto indirecto del tipo de cambio fuerte y la contención de los precios de la energía y alimentos, los riesgos siguen siendo altos. Con cálculos propios, estimo que la inflación de servicios cederá muy lentamente, sólo hasta 4.8% al final del año desde el 5.2% de abril, una cifra todavía insatisfactoria, pero que de mostrar una tendencia firme facilitará a Banxico el inicio del ciclo de bajas en la tasa de interés.