Bernardo Bolaños

El general Cienfuegos y la seguridad nacional

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños
Bernardo Bolaños
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Del 21 de septiembre al 11 de octubre de 1969 el gobierno de Estados Unidos prácticamente cerró la frontera con México y, como condición para reabrirla, exigió que más que meros decomisos, nuestro país destruyera realmente los plantíos de mariguana y amapola.

Así nació la operación Cóndor aquí. Por primera vez, las serranías de Sinaloa, Durango y Chihuahua fueron masivamente fumigadas con herbicida desde aviones, afectando obviamente la salud y el medio ambiente de este lado de la frontera, además de los bolsillos de gomeros y mariguaneros. Pero funcionarios mexicanos no sólo llevaron a cabo la operación Cóndor a regañadientes, sino que algunos historiadores aseguran que le jugaron chueco a los americanos.

México es un país muy grande y no todas las sierras están en el “triángulo dorado”. Agentes de la Dirección Federal de Seguridad (la CIA local) reunieron a los jefes de la droga sinaloenses y les propusieron establecerse en Guadalajara. Pronto, los cultivos ilícitos comenzaron a sembrarse extensamente en otros estados, como Michoacán y Guerrero.

Esto es lo que expertos como Guillermo Trejo, de la Universidad de Notre Dame, llaman “la reconfiguración de la industria del narco vía el Plan Cóndor en los setentas”. Detrás de ella había antiamericanismo (Echeverría y Nixon no eran amigos) e incluso ocurrencias como que los estadounidenses adictos acabaran “pagando la deuda externa” (Trump invertiría la propuesta, refiriéndose al muro).

Vale la pena recordar esa historia cuando se debaten las políticas de seguridad nacional. Hoy se habla de “recuperar la soberanía energética”, para no depender tanto del gas y gasolina de Estados Unidos, pero ese plan geopolítico nos está pegando, como efecto colateral, con contaminación del aire de las ciudades mexicanas por el combustóleo, metiéndosele dinero bueno a la mala refinería y no apostando por energías renovables. Lo mismo podría ocurrir con una política de drogas que, al buscar reducir la dependencia del vecino del norte, no libere a la sociedad de las garras de los grupos criminales. De todos modos, la interdependencia entre México y Estados Unidos crece día con día por las relaciones comerciales y las decenas de millones de personas con doble nacionalidad.

La detención del General Cienfuegos puede significar una manzana podrida más o una plaga de los manzanos cuyo origen remonte a los años setenta, a la operación Cóndor; sin excluir una tercera posibilidad: su inocencia, mancillada por calumniadores convertidos en testigos protegidos y por grabaciones equívocas.

En todo caso, la suerte de México se está jugando por la manera particular como el gobierno está entendiendo las amenazas externas e internas: militariza los puertos por miedo al fentanilo. Sacrifica la transición energética para no depender de los combustibles americanos, por el trauma que implicaron los zarpazos del pasado. Concibe al Ejército como la “institución de instituciones”. Recicla a políticos como Bartlett y les entrega nuestro destino, aunque éstos se hayan equivocado antes, y ahora también, en la manera de pensar la seguridad nacional.