Bernardo Bolaños

Proporcionalidad de las penas

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bernardo Bolaños
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Han indignado en todo el mundo las imágenes de hombres salvadoreños tratados como ganado, casi desnudos, atados y obligados a caminar agachados.

Fuentes tan progresistas como los periodistas de El Faro, en El Salvador, reconocen que el presidente Bukele redujo drásticamente los homicidios, pero que también ha armado un montaje de estética fascista con los miles de pandilleros presos. Con ello polariza porque provoca la discusión de si los gobiernos autoritarios son mejores que sufrir la violencia de las pandillas.

Los salvadoreños no deberían caer en ese falso debate. Se debe reducir la inseguridad con un sistema de justicia que detenga a los violentos, pero no hay necesidad de negar la dignidad de los reos con tratos inhumanos, ni privarlos de un juicio justo y de un castigo proporcionado.

Por otro lado, muchos críticos mexicanos de Bukele apoyan los castigos exorbitantes en nuestro país, cuando se sienten protegidos o vengados con ellos. Recientemente, Paola Zavala Saeb, especialista en reinserción, se pronunciaba contra el hecho de que, acá, un secuestro exprés pueda castigarse con más años de cárcel que un homicidio y que, entonces, se puede enviar 50 años a prisión a un delincuente por retener durante una hora a otra persona: “¿Cómo es que eso es justo? Ya sé que me dirán ‘defensora de secuestradores’ y no... Sólo les invito a reflexionar sobre la proporcionalidad de la pena. Y más si tomamos en cuenta que el castigo no es sólo el encierro sino las terribles condiciones carcelarias”, escribió.

Rosario Robles, personaje de la política que pasó años detenida, entró al mismo debate y se refirió a la imposibilidad, avalada por la Suprema Corte, de que los condenados por secuestro exprés obtengan beneficios penitenciarios: “No hay posibilidad de reinserción porque ante la imposibilidad de tener beneficios para revisar comportamiento, su vida ya no tiene sentido”, escribió en Twitter.

La proporcionalidad de las penas también es necesaria en las instituciones educativas. No todo tipo de violencia debe ser considerada con la misma gravedad, como se suele hacer en mi querido centro de trabajo, la Universidad Autónoma Metropolitana. Lo correcto es que los jurados o tribunales universitarios puedan diferenciar entre un beso forzado entre jóvenes y una violación, por dar dos ejemplos. Hacerlo es de sentido común, pero el diseño institucional también debe permitirlo. De hecho, el segundo de esos ejemplos es tan grave que le corresponde al Ministerio Público.

¿Por qué debemos de respetar el principio de proporcionalidad de las penas? Porque aplicar penas proporcionadas no es fomentar la impunidad y sí hace realidad la balanza de la justicia. La balanza es ese instrumento de medida que se usaba, ya hace miles de años, para pesar el trigo o el oro y que fue la imagen que eligieron en Egipto, Mesopotamia, Grecia y Roma para expresar el equilibrio que debe existir en la sociedad. Sin la balanza de la justicia, el derecho no contribuye a la armonía social sino al contrario, desata el conflicto.