Bernardo Bolaños

Reforma Eléctrica: contradicciones oficiales

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bernardo Bolaños 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Los defensores de la Reforma Eléctrica del Presidente reconocen que México está bendecido por la radiación solar en el norte, por las lluvias en el sureste, por el litio en Sonora, Puebla y Jalisco, y por la fuerza del viento en Oaxaca. ¡Pero proponen frenar ese enorme potencial y reservar para el Estado la generación y venta de electricidad! ¡Prohibido producir más de lo que necesitas para ti mismo!

¿Demasiada electricidad es mala y debemos poquitearla mediante un organismo dependiente del Ejecutivo federal? El sentido común nos dice otra cosa. Si se abastecen de energía limpia, debemos permitir que nuestras fábricas trabajen más, que nuestros niños mantengan la computadora encendida más horas, que las mujeres dejen que una máquina cueza los frijoles.

Para rebasar a Iberdrola y otras empresas extranjeras, la vía no consiste en que los mexicanos se abstengan de emprender en el sector eléctrico, ¡al contrario! Seremos verdaderos copropietarios de eólicas y paneles solares si la electricidad no es controlada por políticos y sindicatos de trabajadores al servicio del Estado, sino por un ámbito para la innovación de todos.

¿Que eso no se puede en el capitalismo, según los marxistas que nunca han leído a Marx? Pues sobran ejemplos reales. Ahí tenemos a Samso, en Dinamarca; isla 100% autosuficiente en energía. ¿Por qué? Porque los habitantes han hecho real el sueño autogestivo. Su electricidad doméstica e industrial proviene de turbinas eólicas, sus autos eléctricos se cargan con energía solar. Y la fuerza interior que mueve a estos daneses no es la ambición, ni un afán nacionalista de soberanía; es el amor por la humanidad amenazada por la crisis climática. No vemos que la iniciativa presidencial apoyé por fin a las comunidades indígenas que han buscado recibir ingresos de proyectos de energía en sus territorios.

Los cristianos creen que la fe mueve montañas. Igual las movería el deber de salvar a las generaciones futuras, siempre y cuando no nos quiten el derecho de generar y compartir energía.

Los defensores de la iniciativa oficial dicen que se ha abusado del esquema de autoabasto y, al mismo tiempo, dicen que las energías renovables no son confiables. ¡Por fin! ¡Pónganse de acuerdo! Si producirlas no fuera efectivo y barato, no sería negocio. Si el presente, hoy, no perteneciera a las energías eólica y solar, no existiría eso que llaman “mercado paralelo”. Usando conceptos de Marx: las fuerzas productivas, liberadas por las nuevas tecnologías limpias, han desbordado el modo estatista de producción.

Los oficialistas apuntan al caso de Europa occidental, donde el costo de la electricidad ha aumentado este otoño. Pero no por ello Europa ha bajado los brazos ante la crisis climática. Eso no lo dicen quienes mencionan los problemas y no las soluciones. Si durante un breve lapso las condiciones climáticas hacen que suba el precio de la luz, los europeos ofrecen un “cheque energía”, es decir, un subsidio de emergencia. Más vale electricidad limpia y barata, la mayor parte del tiempo, que obsolescencia, centralización y altos costos permanentes.