Bernardo Bolaños

Soberanía vacunal, soberanía energética

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños
Bernardo Bolaños
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Algunos critican que México haya sido el primer país del mundo en aprobar el uso de emergencia de la vacuna CanSino. ¿Había que esperar a que otras agencias reguladoras aprobaran las vacunas? ¿O México debe ser soberano al menos en regulación de medicamentos? Otros Estados nos podían comer el mandado. ¡Lo han hecho, pues nuestra campaña de vacunación va rezagada frente a la de varios países latinoamericanos!

CanSino Biologics reportó preliminarmente una eficacia de 65% de su vacuna en un congreso mundial, información con la que contó Cofepris. Por lo tanto, no me indigna que, en la Política Rectora de Vacunación contra Covid-19, éste fuera el biológico elegido para aplicarse más en 2021 (con 35 millones de dosis, frente a 30.8 millones de AstraZeneca). Pero cruzo los dedos porque resulte verdad al menos su eficacia.

Con respecto a la triangulación en Singapur del contrato con CanSino, parece legal al amparo del artículo 16 de la Ley de Adquisiciones. La compañía puso condiciones y se acataron cuando todos los países peleaban por las vacunas.

No le entro a campañas de descrédito, pero pido transparencia. Vacunado ya con CanSino, quiero saber ¿Cuántas personas que recibieron ésta han enfermado o muerto por Covid-19? ¿Cuál es la eficacia de cada marca de vacuna contra la variante Delta del virus?

Otras naciones latinoamericanas también han corrido riesgos para garantizar la soberanía vacunal. Cuba no entró al mecanismo Covax de la ONU. Hoy está vacunando masivamente a su población con Soberana 2 y Ambdala, biológicos propios con supuesta eficacia de 62% y 92% (con dos y tres dosis).

Hay muchos caminos que llevan a la soberanía en la producción de vacunas o de energía. Un primer paso es envasar en México vacunas chinas, inglesas y rusas, o generar electricidad eólica y fotovoltaica desde, entre otras, empresas italianas y francesas. Eso es mejor que pujar con los países ricos exclusivamente por dosis de Pfizer y

Moderna; o que producir electricidad con carbón mineral o combustóleo.

¿En qué sentido es soberano envasar vacunas o acoger plantas de generación extranjeras? Estando en nuestro territorio, existe transferencia de tecnología y sometimiento a las leyes que aquí decidimos.

Bartlett y compañía creen que es peligroso que la proporción de generación eólica y solar de propiedad extranjera sea alta (10% ya les parece mucho). Es porque ignoran lo extremadamente riesgoso que es, para México, el calentamiento global. En las próximas décadas, experimentaremos aumentos de temperatura mayores que los que sintieron nuestros ancestros en los últimos 6 mil años. Desaparecerá el turismo ahí donde ya hace mucho calor y que en 50 años aumentará unos 7º C (el cambio climático no pega parejo y, al inicio, llegará más fuerte en tierra que en los océanos). La producción agrícola caerá en nuestro territorio y aumentará en Canadá.

Pero la negación del problema climático es tal, que escuché decir en televisión al ingeniero Mario Morales, cerebro planificador de CFE, que las energías renovables son el futuro, cuando nos acabemos los combustibles fósiles. ¡Tamaña ignorancia!