Bernardo Bolaños

Sputnik V: contacto en Argentina

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños
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La arrogancia que se atribuyó por años a los argentinos (que se suicidan arrojándose desde su ego, etcétera) parece haberse trasladado a muchos mexicanos. “Que los argentinos apliquen la vacuna rusa no es ninguna garantía —me dice una amiga—. Queremos protocolos de un país desarrollado, no tenemos por qué conformarnos con criterios tercermundistas”.

Ignora que, a diferencia de México, Argentina cuenta con dos Premios Nobel de Medicina (Bernardo Houssay y César Milstein). Nos ganan dos a cero. Olvida que el activo biológico de la vacuna AstraZeneca se produce ya en el Cono Sur y en México sólo se envasará. De tal manera que vale la pena ser más modestos y tratar de comprender por qué ese país latinoamericano optó por la sustancia inmunizante rusa.

Dado que las vacunas contra Covid-19 están yendo en primer lugar a los países que las producen o que pagan más por ellas, los argentinos actuaron con realismo geopolítico. Los rusos fabrican misiles nucleares y fármacos sorprendentes (para curar y para matar), aunque su sistema político carezca de contrapoderes a Putin y de institutos autónomos que garanticen transparencia. Ni rusos, ni chinos tienen como primera prioridad complacer a las agencias occidentales reguladoras de medicamentos, ni publicar en las revistas médicas occidentales. Algunos creen que eso es suficiente para descartarlos, pero olvidan que hay carestía de vacunas, agravada por la amenaza de nuevas variantes del virus.

Ni los argentinos, ni Angela Merkel, adoptan la actitud dogmática de decir: “O publican la fase 3 de los ensayos clínicos de su vacuna en una revista de prestigio o no les compramos”. Los rusos saben que quienes ponen las condiciones, ante la escasez de dosis, no son los compradores.

Tras viajar a Buenos Aires para establecer contacto indirecto con el gobierno ruso, el subsecretario López-Gatell se trajo el expediente de Sputnik V. Lo entregó a la agencia sanitaria reguladora mexicana, Cofepris. Hace semanas que el Comité de Moléculas Nuevas de Cofepris comenzó a estudiar la vacuna rusa. Pero la oposición se queja de que hay prisa e improvisación porque, tras una llamada telefónica de AMLO con Putin, dio la impresión de que el Presidente imponía una decisión política en un tema técnico. ¿Pero entonces nos cruzamos de brazos ante la guerra política por las vacunas?

La canciller alemana, que nació dentro del bloque comunista, sabe que detrás de la opacidad y del bluf rusos puede haber un salvavidas para millones de personas. Sabe que en los estereotipos acerca del país del vodka se mezclan verdades con meros prejuicios occidentales. ¿Cómo guiarse, entonces, para saber qué tanto la vacuna es efectiva? Nuestros científicos deberán actuar con rigor y pragmatismo, pensando en la vida de la población y sin mezclar el tema electoral. La oposición parece querer desacreditar la “aventura rusa”, pero su crítica no es desinteresada. La verdad es que, en corto, los expertos reconocen que es probable que Sputnik V sea mejor que la china, Cansino.