Bernardo Bolaños

¿Twitter o la mañanera?

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bernardo Bolaños
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Hace pocos meses, la red social Twitter estuvo a punto de derrumbarse como foro mundial de discusión. Estaba en números rojos y se la veía como la endiablada herramienta que había llevado al poder a populistas de derecha como Trump y Bolsonaro, además de servir de arena para linchamientos en guerras culturales de todo tipo.

El desprestigio de Twitter alcanzó a su comprador, el billonario Elon Musk, que por un tiempo fue el villano favorito en su propia red social.

Pero Musk es un ingeniero al que le encanta arreglar aparatos descompuestos. Primero resolvió las finanzas de Twitter. Desde que tomó las riendas, en octubre de 2022, la plantilla se redujo en 80 por ciento, pasando de casi 8 mil empleados a 1,500, según el mismo Musk. En segundo lugar, logró que la plataforma no dejara de operar a pesar de semejante tijeretazo. Claro, durante semanas, los tuiteros veíamos cosas raras: recibíamos los trinos de gente que nos tenía sin cuidado y no los de nuestros tuiteros consentidos.

Pero, hace una semana, en una entrevista para la BBC, Musk aseguró que logró su meta y que Twitter ya se enfila como el principal medio para que la gente se informe y trate de acceder a la verdad. Presumió que su plan de negocios no es buscar la adicción a la pantalla, como pareciera hacer TikTok. Más bien se trata de calibrar los algoritmos para que conduzcan a las noticias más confiables o, para decirlo con todas sus letras, para que tiendan a la verdad. Si no crees que existan las técnicas que favorecen la verdad, estimado lector, eres un relativista o un escéptico. Podemos discutir el tema en Twitter (ahí soy @bernardobolanos).

Elon Musk también dijo que los periodistas pueden ser menos confiables que el ciudadano promedio que tuitea, porque reporteros y columnistas somos “todólogos”. Comunicamos hasta de lo que no somos expertos y no nos consta. Los nuevos algoritmos de Twitter buscarán la verdad, favoreciendo los trinos de especialistas y testigos presenciales de noticias (el vecino que filma un incendio, el migrante que cruzó el Darién). Información de primera mano.

Aparte de Twitter y de los medios, en México tenemos la conferencia mañanera del presidente. Nadie le puede escamotear su éxito en la consolidación de la base de apoyo de la 4T. Más bien se le ha criticado porque en ella se ataca a periodistas en su persona, no sólo el contenido de sus reportes. Además, algunas declaraciones desde ese foro presidencial entran en tensión con las normas electorales.

Se ve una interesante división de clase social: Twitter para los clasemedieros y las mañaneras para las clases populares. Pero, en las últimas semanas, las conferencias del presidente no han logrado fijar la agenda nacional. Oí explicar esto a Roy Campos: ni la compra a Iberdrola, ni la supuesta inutilidad del Inai han sido narrativas exitosas. Quizá sólo se necesita recalibrar el instrumento, como en el caso de Twitter. AMLO, según Felipe González, es un genio de la comunicación política, ¿va a componer su invento favorito? Si no, por ser ya el ocaso del sexenio, ¿existe un canal alternativo para que el pueblo se informe?