Votos libertarios contra votos clientelares

ANTROPOCENO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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¿Que cómo es posible que, en primera vuelta, Argentina haya votado mayoritariamente (¿36.6% de los votos) por Sergio Massa, ministro de economía, en un país con una inflación de 141% anual? Algunos responden diciendo que unos 28 millones de argentinos reciben transferencias monetarias directas por parte del Estado.

Una parte significativa de la población argentina (62%) es beneficiaria de estos programas sociales. Algunas de esas ayudas son clientelares, están pensadas para privilegiar a una base electoral.

Pero entonces hay que hacerse también la pregunta de ¿cómo es posible que el ultraderechista libertario Javier Milei haya obtenido 30% de los votos y arañe la victoria presidencial el próximo domingo, si supuestamente en América Latina ese entramado de ayudas monetarias es un método infalible de la izquierda para mantenerse eternamente en el poder? Gustavo Córdoba, encuestador argentino y analista político, explica que Milei tiene una presencia central en lugares alejados de su país, donde incluso trabajadores formales dicen: “Hace dos años no me compro ropa”. “No me alcanza para comprar pollo”, “No puedo arreglar el caño de mi casa porque se me va un sueldo”.

Por lo tanto, pareciera que las ayudas monetarias no fueran herramientas electorales infalibles y que, en contexto de crisis económica, la sociedad puede identificarlas como el freno a su propia prosperidad. El libertario Milei hizo campaña atacando la idea misma de “justicia social”, a la que identificó con el pecado mortal de la envidia. Quienes piden la redistribución de la riqueza serían viles envidiosos que roban al resto de la sociedad.

Este argumento resuena en un país donde las devaluaciones han sido usadas como una herramienta salvaje de justicia distributiva, una especie de martillo para cirujanos. Y se escucha a las acusaciones de Milei señalando que en Argentina es imposible ahorrar por culpa de una casta de políticos corruptos.

El panorama político argentino es, entonces, interesante para toda América Latina. La dicotomía entre los votantes de Massa y los de Milei revela una polaridad de preocupaciones y realidades, a lo largo y ancho de la patria de Borges. Mientras que las ayudas monetarias del gobierno son una tabla de salvación para muchos en medio de una economía volátil, no son la única cuestión que guía las decisiones en las urnas.

Milei, con su enfoque económico ultra-libertario, ha encontrado seguidores entre los jóvenes, en los trabajadores de aplicaciones tipo Rappi y en las provincias agraviadas por el centralismo.

El hecho de que la opción libertaria esté en la segunda vuelta electoral, en Argentina, matiza el argumento de que las ayudas sociales garantizan a la izquierda eternizarse. Quizá por ello Calderón y Fox aplauden a Milei, a pesar de su veneno y locuacidad. Las preferencias políticas son complejas.

Los programas sociales no son el maná que busquen todos los electores. Aumentar la pensión a los adultos mayores es una manera de ganar elecciones, hasta que se cansan los jóvenes que no logran ahorrar. Por cierto, voy Massa.