La desaparición del Fonden y la llegada de Grace

BAJO SOSPECHA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Siempre las tragedias naturales afectan principalmente a los que menos tienen. Lo hemos visto en los sismos, los huracanes y en las inundaciones en los estados más pobres del país, desde Chiapas, Tabasco, Oaxaca y Veracruz, entre otros.

Tragedia en Veracruz

la casa de la familia Moreno en Xalapa, fue sepultada por un deslizamiento tras el paso del huracán: en la vivienda murieron una mujer y cinco de sus seis hijos; el otro fue hospitalizado.
la casa de la familia Moreno en Xalapa, fue sepultada por un deslizamiento tras el paso del huracán: en la vivienda murieron una mujer y cinco de sus seis hijos; el otro fue hospitalizado.Foto: AP

Este fin de semana, con el paso del huracán Grace, volvimos a ver cómo los más afectados son los más pobres. Y ahora nueve personas han perdido lo único que no se puede recuperar, que es la vida.

En Veracruz, Adán Moreno perdió a casi toda su familia: un deslave mató a su esposa y a cinco de sus seis hijos. El menor que sobrevivió se reporta delicado de salud.

Ellos son parte de las nueve víctimas por el paso del huracán Grace, que impactó a Veracruz el pasado sábado, siendo categoría tres. Hay tres desaparecidos, cuantiosos daños y 22 municipios de Veracruz en emergencia.

Pero además, gran parte de la zona quedó devastada por el paso del huracán.

Ahora es cuando se va a poner a prueba qué tan buena idea fue la cancelación del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), que fue eliminado de un plumazo asegurando que era parte de la corrupción de gobiernos pasados.

Lo cierto es que el Fonden funcionó muy bien en desastres naturales, como en el 2013, con el paso de Manuel e Ingrid por Guerrero.

En 2015, con el huracán Patricia, considerado uno de los meteoros más fuertes en toda la historia en México y del hemisferio occidental, dejó graves daños materiales y seis personas muertas en octubre de 2015.

En ese entonces, el Gobierno dispuso de hasta 250 millones de pesos para atender a las más de 10 mil familias afectadas. Un año antes, el huracán Odile tocó tierra en septiembre, en la península de Baja California Sur, dejando 13 muertos. Los daños ascendieron a más de 16 mil millones de pesos.

En aquel entonces, el estado logró obtener 230 millones 558 mil 176 pesos, que fueron aprobados por la declaración de desastre natural publicada en el Diario Oficial de la Federación.

También funcionó en los sismos en Oaxaca y Chiapas en 2017, donde los apoyos se dieron de manera casi inmediata.

Pero apenas el 28 de julio, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) oficializó la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), al publicar el acuerdo en el Diario Oficial de la Federación (DOF). Esto, luego de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador decidió quitar 109 fondos y fideicomisos, entre ellos el Fonden, tras considerarlos “caja chica” de funcionarios.

El pasado 16 de agosto entró en vigor el Programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales, que contempla principalmente la ayuda en especie, y no en recursos económicos.

Este nuevo mecanismo, a cargo de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, contempla un paquete de apoyo básico que consta de 176 insumos a granel o perecederos, medicamentos y material para enfermedades infecciosas, epidemiológicas o picadura de animales.

Hasta el momento no se conoce si este nuevo programa alcance a cubrir a otras entidades golpeadas por Grace, como Quintana Roo, que sufrió daños en infraestructura de playas y escuelas e inundaciones en varios municipios, luego de que Grace entró a esta entidad como huracán categoría uno, la madrugada del jueves 19.

Recordemos que este fondo nació en 1996, en la administración del presidente Ernesto Zedillo, debido a la necesidad de atender las emergencias, las cuales, al ser sucesos imprevistos, no se pueden presupuestar.

Principalmente, funcionaba como un instrumento financiero dentro del Sistema Nacional de Protección Civil, en donde los recursos eran manejados por el Gobierno federal, a través de las secretarías de Hacienda y de Gobernación.

El Fonden estaba compuesto por dos instrumentos presupuestarios complementarios: el Programa Fonden para la Reconstrucción, y el Programa Fondo para la Prevención de Desastres Naturales, este último fue creado para promover la prevención de los riesgos causados por desastres naturales, y comenzó su operación en el año 2000.

La principal ventaja que ofrecía el Fonden es que permitía acceder a recursos inmediatos para la reparación de infraestructura y para recuperar los bienes de las personas afectadas.

Ahora, las autoridades estatales tienen que llenar una serie de requisitos burocráticos, antes de acceder al apoyo del Programa para la atención de Emergencias por Amenazas Naturales.

Primero, deben emitir una declaratoria de emergencia, y cuantificar los daños totales causados por el fenómeno natural; luego, deben de llenar una serie de formatos y esperar la respuesta de la Comisión Nacional del Agua y de la Coordinación Nacional de Protección Civil, que se encargan de evaluar las afectaciones. Y para acceder a recursos económicos, cada gobierno estatal debe realizar gestiones con la Secretaría Hacienda.

Lo cierto es que el Fonden ayudaba a resolver necesidades básicas de los damnificados, la reconstrucción o construcción de viviendas, y resarcir los daños en infraestructura, de forma pronta.

Ahora, el Gobierno debe de valerse de la ayuda de la población para atender a los damnificados. Para muestra, un botón: el llamado que hizo Martí Batres, secretario de Gobierno de la Ciudad de México, para que la población done agua embotellada, ropa y demás insumos para las personas afectadas por el huracán Grace.

Y mientras, el año pasado, en nuestro país los legisladores votaron para desaparecer al Fonden, en Estados Unidos se duplicaban los fondos para contrarrestar los daños causados por huracanes.

La Agencia para la Gestión de Emergencias de Estados Unidos programó mil millones de dólares, el doble de lo habitual, para la temporada de huracanes en el Atlántico.

En México, todavía no termina este año la temporada de ciclones y tormentas tropicales.

Se espera que termine en noviembre; el Servicio Meteorológico Nacional pronosticó que en esos meses se formarán al menos 29 ciclones tropicales en el océano Pacífico y el océano Atlántico.

El nuevo Programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales está a prueba, se necesita que le lleguen recursos de forma expedita a los damnificados para poder salir adelante y que lleguen realmente a quien los necesita, porque ése ha sido otro grave problema, que los apoyos y programas sociales no los reciben los más afectados.

Ojalá y no suceda lo mismo que pasó con la desaparición del Seguro Popular, que por eliminarlo sin una estructura que lo supliera, según datos de la Auditoría Superior de la Federación, 14.5 millones de mexicanos dejaron de recibir atención médica, y a esto hay que sumarle la escasez de medicamentos.