La renuncia de la Primera Ministra

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso
Bibiana Belsasso
Por:

J acinda Ardern llegó al poder en 2017, convirtiéndose en la jefa de Gobierno más joven del mundo y se convirtió en primera ministra de Nueva Zelanda.

Da duro golpe al Partido Laborista

La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, durante un discurso en el Instituto Lowy en Sídney, Australia, en julio del 2022.
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, durante un discurso en el Instituto Lowy en Sídney, Australia, en julio del 2022.Foto: AP

Cuando empezó como primera ministra, gozaba de una gran popularidad en su país que se extendió al resto del mundo. Jacinda es recibida por mandatarios y personalidades de todo el mundo, con un discurso conciliador.

Fue cuestionada por sus duras medidas durante la pandemia, pero también mantuvo los índices de contagios muy bajos. Claro, muchas familias estuvieron divididas durante casi dos años por las restricciones.

Pero también sus compatriotas sintieron un gran apoyo después de los atentados de Christchurch del 2019, que fueron dos ataques terroristas que consistieron en dos tiroteos masivos consecutivos que se produjeron en mezquitas en Christchurch, Nueva Zelanda, durante la oración del viernes del 15 de marzo del 2019. En estos ataques que mataron a 51 personas y dejaron muchísimos heridos, Jacinda fue muy empática.

A este grupo le aseguró que Nueva Zelanda era su casa y que no tenían porque sentirse inseguros, su empatía por estos hechos lamentables la mostraron como una verdadera jefa de Estado, incluso en un mensaje ante el parlamento aseguró que las víctimas recibirían justicia y que el agresor no sería mencionado por su nombre para evitar que ganara popularidad, porque debía ser tratado simplemente como un terrorista.

Tras estos hechos, tomó la decisión más controvertida en su mandato: la prohibición de las armas semiautomáticas, para ello, reformó las leyes de portación de armas, mientras del otro lado del hemisferio en Estados Unidos, Donald Trump hacía lo contrario con esta industria.

Han pasado casi 6 años desde que la primera ministra llegó al poder, en su mandato se embarazó y tuvo a su bebé. Al ser cuestionada si podría cumplir con la labor de madre y primera ministra dijo que, por supuesto, que se podía.

En estos días y para sorpresa de miembros incluso de su mismo partido, ha dicho que va a dimitir, que no buscará la reelección y que quiere tiempo para su familia.

Anunció que el próximo 7 de febrero dejará el cargo y no se presentará en las elecciones generales de octubre para reelegirse rumbo a un tercer mandato.

“Ya no tengo suficiente energía para desarrollar el cargo como es debido”, fue lo que argumentó la líder del Partido Laborista. También dijo estar ansiosa por pasar más tiempo con su hija Neve, y poder casarse finalmente con su prometido, Clarke Gayford.

El anuncio tomó por sorpresa a los ciudadanos de su país y a los mismos miembros de su partido, quienes conocieron la noticia unas pocas horas antes de que se divulgara.

Jacinda ha tenido que vivir con el desgaste del poder. Ya casi 6 años como primera ministra es una tarea con mucha responsabilidad y se necesita humildad para no aferrarse al poder.

Jacinda Ardern pasará a la historia por ser la mujer más joven a nivel mundial en dirigir un país a sus 37 años; también por su mano dura frente a la pandemia y ahora por su decisión de dejar su empleo para privilegiar su salud emocional.

Su ascenso al frente del Partido Laborista vino de la mano de los jóvenes, de los que tuvo un especial apoyo en 2017. Una mujer muy empática, cuando llega al poder, Jacinda fue una política rockstar, como han escrito Jessie Yeung y Hilary Whiteman en CNN. Se habló de la “jacindamanía”, un entusiasmo que se respiraba en sus multitudinarios mítines.

Ella hoy asegura que ya no tiene la fuerza en este momento para seguir gobernando y que quiere estar con su familia. El debate está en todos lados y las preguntas surgen:

¿Se vale parar cuando eres primera ministra? ¿Es válido querer estar con tus hijos?

Sin duda aceptarlo y decirlo toma mucha valentía, y muestra congruencia con lo que siempre había asegurado, que ella daría todo en su responsabilidad política. Pero también es muy difícil imaginar a un hombre dimitiendo por estas razones.

El discurso de Ardern me parece muy valioso, si en un momento no puedes dar todo de ti, es mejor renunciar a hacer el trabajo a medias.

Pero hay que ver si de este hecho, el discurso machista no se alimenta para decir que las mujeres no trabajamos igual que los hombres.

Además de la decisión personal que toma la primera ministra de Nueva Zelanda para no reelegirse, lo cierto es que también sus índices de popularidad en su país han ido a la baja considerablemente.

¿Debilidad o fuerza? Su adiós se veía venir. “No hace tanto tiempo que ser mujer en política era una experiencia muy aislante”, dijo en 2021 en una entrevista que le hizo CNN. Pero parece que las cosas no han cambiado tanto: la política sigue aislando. Y Ardern se ha cansado de sufrirlo.

Tras estudiar Comunicaciones y Relaciones Públicas, Ardern comenzó su carrera política en el gabinete de la primera ministra Helen Clark, antes de ir al Reino Unido para servir como asesora del gobierno de Tony Blair. Fue electa al Parlamento en 2008 y en marzo de 2017 se convirtió en líder laborista, aunque aseguró entonces que no era ambiciosa, el destino ya tenía una gran sorpresa para esta enorme líder.

Hoy deja el cargo en medio de los peores números de su popularidad derivado de las restricciones sanitarias que mantuvo por más tiempo en comparación  con otros países, aunado al incremento de la inflación que supera el 7 por ciento lo que aumentó el costo de la vida y la subida en el precio de la gasolina, lo cierto es que es su popularidad a nivel mundial y la proyección que tiene a nivel internacional, no es la que goza en Nueva Zelanda.

Regionalmente, la partida de Ardern es un duro golpe para el Partido Laborista, porque pierde a su mejor representante para las elecciones generales de octubre, dejando un vacío de liderazgo y sin un buen candidato que tenga el mismo carisma que ella.

Internacionalmente, Nueva Zelanda pierde a una gran representante. Basta recordar cuando a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas llevó a su hija recién nacida, para acallar las voces que aseguraban que no podría cumplir con las tareas de primera ministra y madre. Es una mujer que ha luchado para apoyar las causas feministas y a las mujeres. Hoy pide tiempo para su familia y para ella.

En la serie Líderes de nuestro tiempo, pueden ver una muy buena entrevista con Jacinda Ardern.