Carlos Olivares Baró

Presencia de Octavio Paz

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Olivares Baró
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Hace 25 años falleció el poeta, ensayista, diplomático, editor y dramaturgo Octavio Paz (Ciudad de México, 31 de marzo, 1914 -ibidem, 19 de abril, 1998), acreedor —entre otros reconocimientos literarios— del Premio Cervantes 1981 y del Premio Nobel de Literatura 1990: influyente autor del siglo XX y uno de los más trascendentes poetas de todos los tiempos. Inventario bibliográfico de más de 65 volúmenes (poesía, ensayo, traducción, teatro...) y fundador de significativas revistas literarias (Barandal, Taller, El Hijo Pródigo, Plural, Vuelta).

“Yo empecé a escribir versos casi en la niñez. Vivía en un pueblo de las afueras de la Ciudad de México. Una casa en ruinas. Un jardín, también en ruinas, y una biblioteca bastante grande: unos cinco mil volúmenes reunidos por mi abuelo, periodista y escritor liberal. Hijo único, leía mucho y toda clase de libros, de Jules Verne a Virgilio, y de Conan Doyle a Calderón. Mucha poesía, los clásicos, los románticos, los modernistas mexicanos. También conocí pronto a los modernistas hispanoamericanos”, confesiones del autor de Pasado en claro que develan su precocidad literaria.

En mis años juveniles habaneros era difícil conseguir los libros de Paz: recuerdo que en la Biblioteca Nacional aparecían catalogados con el rótulo C.D (Circulación detenida), no era posible tomarlos para préstamo a domicilio. Después de un interrogatorio se podían leer en las salas del recinto bajo la vigilancia de un guardia que daba vuelta entre las mesas. / Una turista española que conocí en una conferencia en Casa de las Américas en abril de 1974 me regaló un ejemplar de La Centena. Poemas: 1935-1998 (Barral Editores, 1969): antología que recoge textos de Libertad bajo palabra, Salamandra, Ladera Este, Blanco y Topoemas, la cual todavía conservo.

Hojeo hoy sus páginas amarillentas: veo mis notas, preguntas y acotaciones en “Las palabras”, “El prisionero”, “Más allá del amor”, “Semillas para un himno”, “Himno entre ruinas”, “Piedra de sol”, “Luis Cernuda”, “Noche en claro” ... / Reviso las glosas al margen que hice de la lectura de “Trabajos del poeta” —mi primer diálogo con el poema en prosa—, “El ramo azul”, “Antes de dormir” o “Mi vida con la ola”. Los textos de Octavio Paz me han acompañado siempre. Los primero que hice cuando llegué a México y reuní un dinerito, fue comprar su Obra Poética. 1935-1988 (Seix Barral, 1991).

He leído con detenimiento buena parte de su extensa bibliografía. Comparto con los tres o cuatros lectores fieles de estas Claves sabatinas algunos subrayados míos, tomados al azar de varios escritos del autor de El arco y la lira. Aquí va un sucinto epítome de mis pacianas eróticas.

“La relación entre erotismo y poesía es tal que puede decirse, sin afectación, que el primero es una poética corporal y que la segunda es una erótica verbal” * “El erotismo es ante todo y sobre todo sed de otredad. Y lo sobrenatural es la radical y suprema otredad” * “El erotismo es un ritmo: uno de sus acordes es separación, el otro es regreso, vuelta a la naturaleza reconciliada” * “Dos cuerpos frente a frente /son a veces navajas / y la noche relámpago” * “Amar es combatir, si dos se besan /el mundo cambia, encarnan los deseos”.

La Centena. Poemas: 1935 – 1968
La Centena. Poemas: 1935 – 1968
La Centena. Poemas: 1935 – 1968
  • Autor: Octavio Paz
  • Género: Poesía
  • Editorial: Barral, 1969