Incendios, sequía y desabasto

JUSTA MEDIANÍA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Las escenas se repiten, los encabezados anuncian una vez más la crisis que se avecina, los especialistas subrayan la importancia de modificar radicalmente el modelo de gestión del agua en nuestro país, pero al final, pareciera que no realizamos lo suficiente, que nos quedamos cortos frente a un problema que afecta ya intensamente al territorio y a las comunidades, que a todas luces, bajo un modelo no sustentable, la crisis del agua en México se agravará.

Una de las noticias que despertó de nuevo la preocupación de la ciudadanía en torno a este tema, es la situación de escasez que vive el Área Metropolitana de Monterrey, en el estado de Nuevo León. Como en muchos otros puntos del país, el abasto de la región proviene de fuentes superficiales y subterráneas. Tres presas y más de 80 pozos componen el inventario de infraestructura; la presa el Cuchillo se encuentra al 50 por ciento de su capacidad, la José López Portillo, por abajo del 10 por ciento y la Rodrigo Gómez, por debajo del 15 por ciento. El Gobierno de Nuevo León ha promovido la coordinación con el Gobierno de México para la implementación de estrategias para fortalecer el abasto de agua; sin embargo, la gran mayoría de ellas requieren tiempo y dinero, dos recursos tan escasos como el líquido. De último minuto se ha optado por importar agua de regiones con mayor disponibilidad, además de racionar el abasto, esperando algunas lluvias que pudieran elevar el nivel de las presas de la entidad en los próximos meses.

Sin embargo, la situación por la que atraviesa dicha región, se replica en muchos otros puntos del territorio nacional; cerca del 50 por ciento de los municipios del país registra algún tipo de sequía, con la existencia de casos de extrema y excepcional en la cuenca del Río Bravo, específicamente en los estados de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

De la mano de la sequía, combinado con la irresponsabilidad de las personas, se presenta la temporada de incendios forestales, que impactan enormemente nuestros activos naturales, afectando diversas especies de flora y fauna, deteriorando el medio ambiente y amenazando a las comunidades más pobres de nuestro país. En la última semana se presentaron 165 incendios, en 17 estados del país (Durango, el Estado de México, Michoacán, Chihuahua y Nuevo León agruparon el 86 por ciento de ellos), afectando más de 3 mil 600 hectáreas. Con corte a esta fecha, desde el año 2017 y hasta el 2020, el número de incendios y la superficie afectada registró un descenso sostenido, tendencia que desafortunadamente se rompió en el 2021.

El agua resulta fundamental para la vida y los procesos productivos de nuestro país. La tecnología disponible permite un uso más eficiente. Resulta indispensable invertir en reutilización y reciclaje, elevando la capacidad y calidad del saneamiento, disminuyendo el consumo y protegiendo nuestras fuentes de abastecimiento. Si no modificamos radicalmente nuestro modelo de gestión, uso y consumo, la crisis se agudizará. Existen ejemplos muy valiosos a replicar. El problema ya está aquí, vamos tarde.