David E. León Romero

Presidenta

JUSTA MEDIANÍA

David E. León Romero*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
David E. León Romero
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

México vive momentos extraordinarios. En muy poco tiempo tendremos presidenta. Así es, por primera vez en nuestra historia una mujer encabezará el Gobierno Mexicano y eso en sí mismo es un hecho que debe hacernos sentir felices, orgullosos, además de obligarnos a redoblar esfuerzos por brindar a todos, hombres y mujeres, mismas oportunidades. 

Cifras de la Organización de las Naciones Unidas revelan que sólo un 7 por ciento de los países del globo cuentan con una mujer presidenta. Con base en la misma fuente, es Europa el territorio en el que las mujeres tienen un mayor protagonismo en el servicio público: Dinamarca, Finlandia, Islandia y Noruega están dirigidas por mujeres. En contraste, hasta hace un par de años no había ninguna mujer ejerciendo funciones en los gobiernos de Arabia Saudita, Armenia, Azerbaiyán, Brunei, Tailandia, Vietnam y Yemen.

Mientras a un grupo radical de mexicanos de cierto sector y generación les resulta inconcebible que México tenga una presidenta, ejercicios estadísticos demuestran que la mayoría de la ciudadanía lo avala. Diversas encuestas realizadas durante el año 2023 lo confirman: la mayoría de los mexicanos manifiestan que México está preparado para ser gobernado por una mujer. Personalmente me cuesta mucho trabajo entender qué queremos decir cuando hablamos de si un país está listo o no para ello.

Hay contrastes escalofriantes: en muchas estructuras, la base que permite cumplir la misión de las instituciones está compuesta en su mayoría por mujeres, mientras los espacios de mayor relevancia y responsabilidad están ocupados mayoritariamente por hombres. No obstante, hoy las mujeres gobiernan 10 de las 32 entidades federativas y, con base en datos del Instituto Nacional Electoral, de los 2 mil 471 municipios, 545 los encabeza una mujer, lo que representa el 29 por ciento.

Y aunque se han registrado avances y las mujeres con tremenda dificultad han conquistado diversos espacios con esfuerzo, talento e inteligencia, la realidad es que existe mucho trabajo por hacer.

El camino para las mujeres en la política mexicana ha sido largo, sinuoso y escarpado. Fue doña Rosario Ibarra de Piedra la primera candidata a la Presidencia registrada en 1982, y ella misma repitió en 1988; Cecilia Soto y Marcela Lombardo en 1994, Patricia Mercado en 2006, y Josefina Vázquez Mota en 2012. Para esta elección, salvo que suceda algo realmente extraordinario —espero que no—, se enfrentarán en la boleta la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, científica, humanista, con vasta experiencia de gobierno, y Xóchitl Gálvez.

Seguramente todas esas candidatas, además de millones de mujeres y un gran sector de la población masculina, estamos sumamente entusiasmados en que una mujer por primera vez en nuestra historia porte la banda presidencial. Que esto se materialice no será suficiente; la brecha entre hombres y mujeres sigue siendo demasiado amplia, sin embargo, será un paso más —uno grande— en la batalla por alcanzar igualdad de oportunidades y beneficios para ellas y ellos.