¿Cómo va la tesis?

JUSTA MEDIANÍA

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Pregunta recurrente formulada por mis profesores, amigos y familiares, que siempre fue complicada de responder.

Qué gran contingencia representa para la gran mayoría de los estudiantes el hacer una tesis para poder obtener el título universitario. Siempre admiré el desempeño de algunos cuantos compañeros estudiantes que con claridad y empeño, poco a poco, fueron aplicando la metodología enseñada para ir construyendo ladrillo por ladrillo una escalera que les permitió obtener su título.

Para muchos era urgente obtenerlo y poner fin a la licenciatura. El objetivo, entrar de lleno al mercado laboral sin tener pendientes que resolver. Para muchos estudiantes la tesis representa una aduana infranqueable que deja trunco el esfuerzo que por años se realizó.

Debo decir que yo fui uno de los que intentó en diversas ocasiones cuajar una tesis y me fue imposible; por lo mismo, opté por la opción disponible de realizar un posgrado que me permitió obtener ambos certificados.

Mucho se ha escrito y discutido sobre la pertinencia de la tesis de como un elemento indispensable para la obtención del título universitario. Especialistas coinciden en que este trabajo académico es justamente el resultado de la formación del estudiante y se presenta como un hallazgo de su capacidad, madurez, creatividad y disciplina.

El ingeniero Carlos Slim, exitosísimo empresario mexicano, titulado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pone luz sobre el tema en cuestión: “En Estados Unidos estudian una carrera y acaban, pero aquí en México, estudias tu carrera y debes hacer una tesis y un examen profesional, es irreal”. Su postura apunta a que los jóvenes que han aprobado sus materias y concluido los créditos de su licenciatura, puedan insertarse de inmediato en el mercado laboral. Cabe mencionar que el ingeniero Slim se tituló en 1963 a través de una tesis que llevó por título: “Aplicaciones de programación lineal a algunos problemas de ingeniería civil”.

Paulina Ibarra en uno de sus textos detalla que, justamente en la UNAM, la tesis como opción de titulación ha sido sustituida por opciones más sencillas o prácticas para el estudiante. De los 23 mil alumnos que se titularon en el año 2015, casi 8 mil lo hicieron presentando una tesis y el resto, eligió otras opciones disponibles.

Algunos especialistas sostienen que la eliminación de la tesis como requisito para la obtención del grado universitario sólo responde a elevar la eficiencia terminal y debilitar los criterios de evaluación, demeritando la capacidad del estudiante para desarrollar conocimiento y sólo privilegiar la adquisición de competencias.

La reflexión sobre la pertinencia de una tesis podría estar enmarcada por la necesidad de cubrir un requisito para demostrar que se han adquirido los conocimientos y habilidades necesarias para ejercer una profesión, sin que el mismo se convierta en un obstáculo que trunque el desarrollo profesional de los estudiantes.

Lo que México requiere son jóvenes preparados que puedan competir en el mercado laboral con solvencia, construyendo sueños, cumpliendo metas, alcanzando productividad y bienestar. Se trata de brindar oportunidades y abrir espacios, no de cerrarlos.