Eduardo Nateras

Por las candidaturas

CONTRAQUERENCIA

Eduardo Nateras*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Eduardo Nateras
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Era claro que, una vez transcurridas las jornadas electorales en Coahuila y Estado de México, todos los esfuerzos y miras partidarias pasarían en automático a la elección presidencial del 2024. Lo que quizás no estaba tan claro es que eso sucedería a tan sólo un par de días de concluidas las jornadas.

Menos de 48 horas después de transcurridas las elecciones, Morena trasladó la batalla casi de manera inmediata a la definición interna de la candidatura que habrá de presentar para contender por la Presidencia de la República, la cual —para como está la oposición en estos momentos— parece la decisión más relevante que tienen por delante, más —incluso— que la propia elección presidencial.

Los dados lanzados desde Palacio Nacional llevaban muchos meses cargados en favor de la —hasta esta mañana— Jefa de Gobierno de la CDMX, a la vez que el titular de las oficinas de Bucareli se mantenía como principal relevista. Por otro lado, la deferencia hacia el excanciller no era la misma desde hace mucho tiempo, lo que hacía parecer que había quedado ya relegado de la contienda.

Sin embargo, si bien el excanciller ya había dado señales de que no se quedaría de brazos cruzados, su anuncio del martes pasado de que a finales de semana dejaría la Secretaría a su cargo para dedicarse por completo a conseguir la candidatura de su partido, sin duda agarró con los dedos en la puerta a sus contrincantes y al propio presidente.

Con su posicionamiento logró lo que pocos han podido hacer en toda esta administración: arrebatarle la agenda al Presidente y forzarlo a tomar decisiones improvisadas. Fue así que, a tan sólo un par de días de que dejara la Secretaría, Morena tuvo que convocar a su Consejo Nacional a una sesión extraordinaria para definir las reglas para definir su candidatura presidencial. Y así, sin más, el excanciller forzó, también, a que Claudia y Adán dejen sus encargos hoy mismo —varios meses antes de lo que seguramente tenían previsto— para sumarse a la carrera por la candidatura.

Mientras todo esto transcurre, surgen dos grandes incógnitas. La primera, saber si la oposición está enterada de que también están citados a la jornada electoral del 2024. Sin una alternativa de proyecto de nación que pueda hacerle tantita mella a la aplanadora que significa la marca “4T”, sin definiciones sobre el proceso de selección de la candidatura de unidad y sin una cara visible, suficientemente consolidada como para hacerle medianamente frente a cualquiera de las alternativas del partido oficial, pareciera que ya tiraron la toalla desde este momento, pues, cada día que pasa es uno más en el que la distancia con respecto a sus contrincantes aumenta.

Finalmente, lo que pareciera que ya hasta pasó a segundo término —lo cual sería tremendamente alarmante—, es conocer la postura que adoptará la autoridad electoral ante los flagrantes y continuos actos anticipados de campaña del oficialismo, en la definición de lo que han denominado Coordinador de Defensa de la Transformación, como si bastara con no pronunciar la palabra “candidatura” para evitar violar las leyes electorales.