El Duende

El feminicida mira a ningún lado

DESDE LAS CLOACAS

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El DuendeFoto: La Razón de México
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Como ustedes saben, le he dado seguimiento al caso de un feminicidio ocurrido en marzo de 2016. Tras cuatro años de buscar al presunto responsable, por fin dieron con él en medio de las semanas más cruentas de la epidemia por Covid-19, en abril pasado.

El inicio del juicio se pospuso por las medidas sanitarias aplicadas en juzgados de la Ciudad de México y finalmente inició este mes.

Como los hechos ocurrieron en 2016, se lleva a cabo con el pasado sistema de justicia, es decir, en esos juzgados donde el procesado mira desde atrás de una rejilla a quienes lo acusan de cometer un delito.

Las víctimas tuvieron que esperar a refrendar sus testimonios en salas de espera que se encuentran en medio de torres de expedientes apilados. Casos que conjuntan 26 fólders de El Ojos, 60 de las goteras y 10 de otros delitos.

Tras dos ocasiones en las que las audiencias se pospusieron por carga de trabajo en los juzgados, finalmente esta semana se llevó a cabo la primera jornada. El imputado, vestido de color caqui, escuchó durante horas el relato de los testigos.

Escuchó, por ejemplo, el recuerdo de quienes lo vieron violentar a su expareja. Oyó, disperso, episodios de violencia verbal, psicológica, económica y física. Él miraba a ningún lado, se veía las manos, se tocaba el cabello y se tallaba los ojos.

Le hicieron recordar la primera vez que intentó ahorcar a la joven con la que tuvo un hijo, cuando la golpeaba frente a la presencia del pequeño.

“M” también escuchó la voz de quienes una noche de marzo lo vieron subir a su víctima a un auto y llevarla a un lugar desconocido donde la asesinó.

Afuera del juzgado la mamá de “M”. estaba como una fiera, de un lado para otro, vociferando y amenazando que no le habían permitido estar presente en el juicio contra su hijo.

“M”. es un joven, apenas tiene 30 años, si bien le va un juez le dictará una sentencia de por lo menos 30 años, su vida como la conocía se ha acabado, quizás por eso mira hacia ningún lado.

En el baúl. Las salas de los hospitales se han vuelto a llenar de pacientes enfermos, hubo un pequeño rebrote de Covid-19 tras las fiestas patrias. El personal médico ya estaba cantando victoria cuando los “enfermos del grito” empezaron a llegar. Si no nos cuidamos nosotros, la epidemia será un cuento de nunca acabar.