El Duende

Un refugio en la chinampa

DESDE LAS CLOACAS

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En este espacio hemos denunciado y hablado de actos de violencia contra la mujer en diversas ocasiones.

Hemos tocado el doloroso, escandaloso e indignante dato del número de mujeres que a diario son asesinadas en México —10 en promedio, según datos oficiales— y también hemos dicho que ellas representan una cuarta parte de los desaparecidos en el país, como especifica la Comisión Nacional de Búsqueda.

En medio de este desolador panorama, lo que hoy quiero contarles es una historia que me encontré el otro día que fui a Xochimilco a buscar flores de muerto para adornar el castillo y también para llevar a mi bruja, porque ya se acerca su cumpleaños.

Caminaba entre invernaderos y chinampas, entre canales y paisajes, que por esta temporada se visten de amarillo y naranja, cuando de pronto me encontré con la parcela de un joven, se llama Luis Pérez Romero.

Él es un ambientalista, un hombre que dejó el trabajo de oficina en la ciudad y se fue a las parcelas del sur de la capital para mejorar los métodos de producción de las flores que se siembran y cosechan ahí desde épocas prehispánicas.

Le compré algunas flores y me percaté de que su parcela estaba llena de mujeres que trabajaban regando la producción, abonando la tierra o cosechando el cempasúchil.

Luis me contó que desde hace varios años en su parcela trabajan, en su mayoría, mujeres; el 90 por ciento de todos sus empleados son ellas. Y no sólo eso, son madres solteras que vienen de distintos estados del país y que encontraron aquí un trabajo con salario digno.  

Mujeres que no tenían trabajo, estudios o que vivieron violencia en sus vidas. Para ellas, ese pedazo de tierra en el pueblo de San Luis Tlaxialtemalco es un refugio, es una forma de subsistir. Flores entre flores, pensé.

Pero Luis no se ha quedado ahí, pues en medio de su chinampa donde cosecha su producción, puso una cabaña con Internet, donde los hijos de esas mujeres pueden conectarse y seguir sus clases en línea; así están cerca de sus mamás y también estudian.

Me fui de aquella chinampa cargado de flores amarillas, pero también con varias sonrisas, porque si un modesto productor de Xochimilco puede convertir su tierra en un refugio, entonces todos podemos convertir al país en un lugar más seguro para ellas.

En el baúl. La semana pasada denunciamos en este espacio que, en medio de la contingencia sanitaria por Covid-19, una persona con licenciatura trunca en Gastronomía ocupaba la Jefatura de la Unidad Departamental de Emergencias en Iztapalapa, una de las alcaldías donde la epidemia pegó con todo; esta semana esa persona fue removida del cargo. Morena prometió que se acabaría la corrupción y las cuotas. Ojalá que así sea.