Gabriel Morales Sod

Biden, en Medio Oriente

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El día de ayer, Joe Biden aterrizó en Israel para su primera visita oficial a Medio Oriente como presidente de Estados Unidos, en un momento de crisis tanto en el ámbito local como en el internacional.

En casa, el presidente se enfrenta a una ola inflacionaria que amenaza con arrebatarle el control del Congreso estadounidense en las elecciones de noviembre. En el ámbito internacional, la guerra en Ucrania, el alza de los precios del petróleo, la negativa de Irán a firmar un nuevo trato de control nuclear y la expansión china han convertido este viaje en una prueba para el liderazgo de Biden.

Israel no es el objeto principal de la visita del presidente, más bien, el blanco principal es Arabia Saudita, país que visitará continuando con su gira. Biden busca conseguir que los países del golfo incrementen significativamente su producción de petróleo para controlar el alza de precios, además de buscar reforzar las relaciones con los países del área y obtener una ventaja estratégica en la competencia con China en la región. Además, el presidente tratará de fortalecer el compromiso, tanto con Israel como con los países sunitas, cuyo propósito es detener el programa nuclear iraní a toda costa.

Biden intentará conseguir estos objetivos en un contexto poco favorable. Después de la presidencia de Trump y la salida de Estados Unidos de Afganistán, a los países de la región les quedó claro que Washington se ha convertido en un aliado poco confiable. Enfocado en China y en Europa, Biden ha quitado el foco de atención a la que fuera la región más importante para la potencia en las últimas dos décadas. Además, en respuesta al asesinato del periodista Jamil Khashoggi a manos del reino de Arabia Saudita, Biden declaró públicamente que trataría de convertir al rey Mohammed bin Salman (MBS) en un paria. Mientras que, por el contrario, para MBS la foto con Biden le servirá como símbolo del fin del aislamiento del reino en Washington; para Biden esto puede representar un dolor de cabeza en casa, donde seguramente activistas de derechos humanos lo criticarán con firmeza.

Para tratar de desviar la atención del encuentro con MBS, Biden decidió comenzar su viaje en un terreno cómodo, Israel. Sin embargo, esto no quiere decir que la visita no será significativa. Estados Unidos e Israel firmarán la Declaración de Jerusalén, el documento más significativo que han firmado las partes en los últimos 40 años, que establecerá mejores bases de cooperación entre ambos, con énfasis en el ámbito de la tecnología. Para el primer ministro de Israel, Yair Lapid, la visita es una oportunidad de oro. En plena campaña electoral, tratando de evitar el regreso de Netanyahu, la firma de una declaración de esta envergadura, y la garantía pública de Biden de evitar un Irán nuclear, podría darle las credenciales que necesita para imponerse en las próximas elecciones.