Gabriel Morales Sod

¿Erdogan, invencible?

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Esta semana se celebró la primera ronda de elecciones presidenciales en Turquía. A pesar de que el presidente Recep Erdogan, que ha estado en el poder por más de dos décadas, no consiguió la mayoría y se celebrará una segunda ronda, el resultado (49 por ciento a Erdogan y 44 por ciento a Kemal Kilicdaroglu, líder de la oposición y del partido laborista de centro izquierda) es, sin duda, alentador para el líder. Por varios meses, las encuestan apuntaban a una victoria, incluso en primera ronda, del líder de la oposición.

Turquía ha estado inmersa en una profunda crisis económica en los últimos tres años, la lira se devaluó en más de 30 por ciento este año y 44 por ciento el año anterior, y la inflación ronda 50 por ciento. Además, la tragedia del terremoto en Turquía hace algunos meses dejó en evidencia un sistema corrupto, magnates inmobiliarios que construyeron con permisos falsos y sin cumplir con regulaciones de seguridad y un sistema de respuesta fallido que fue incapaz de atender la emergencia. Parece que para una gran parte de los votantes turcos, ni siquiera una de las crisis económicas más profundas de su historia o la tragedia del terremoto los pueden hacer cambiar de opinión. El culto a la persona de Erdogan, a su figura como un líder fuerte y carismático, es más fuerte para muchos que la realidad.

Parte del éxito de Erdogan se debe a la pulverización de las instituciones democráticas en el país. Desde que sobrevivió a un golpe de Estado en 2016, ha tomado el control casi por completo de las Cortes y los medios de comunicación. Sin una prensa libre y un sistema judicial independiente es difícil hablar de una democracia funcional; sin embargo, a pesar de esto, el voto en Turquía sigue siendo limpio y los rumores de fraude electoral hasta este momento no tienen sustento. Erdogan ha construido su base de poder en torno a la identidad religiosa de millones de turcos, mostrándose por décadas como defensor del islam ante el embate secular. El día de la elección la diferencia no podría haber sido más clara. Mientras Kilicdaroglu visitó la tumba de Kemal Ataturk, el líder fundador del país, quien estableció la democracia secular turca, Erdogan asistió a un rezo en la mezquita de Santa Sofía, acompañado por miles de seguidores.

En los últimos años, el partido de Erdogan ha sufrido sus primeras derrotas en las urnas en décadas, incluida en la ciudad de Estambul, que solía ser su base. Además, ésta es la primera elección en la que ha sido incapaz de ganar en la primera ronda. Sin embargo, es probable que los votantes de Sinan Ogan, líder de un partido nacionalista de derecha que obtuvo cinco por ciento del voto, apoye al presidente en la siguiente ronda. Parece ser que Erdogan, a pesar de que está en su momento político más débil, no perderá una elección mientras esté en vida.