Gabriel Morales Sod

Irán al ataque

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Esta semana, a sólo unos cuantos días de la toma de posesión del nuevo presidente iraní, el conservador Ebrahim Rasi, Irán decidió aumentar la presión sobre las potencias en las negociaciones por el acuerdo nuclear con dos ataques a manos de terceros, uno en el estrecho de Omán y el otro en el norte de Israel.

El primero de ellos, según fuentes de inteligencia británicas y estadounidenses, ocurrió en una de las rutas comerciales más importantes del Medio Oriente y el mundo: un vehículo no tripulado (dron) atacó un barco comercial, parte de un conglomerado israelí, matando a dos tripulantes (uno británico y otro rumano). El día de ayer, en un acto inusual, el ministro de defensa israelí, Benny Gantz, y el ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, informaron a los embajadores de los países miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que el autor del ataque es Saeed Ara Jani, jefe del Comando de vehículos aéreos no tripulados del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní. Ara Jani es también el responsable de los ataques de cuerpos paramilitares en Irak en contra de bases militares estadounidenses y del programa de vehículos aéreos de combate en la guerra civil en Yemen.

El segundo ataque ocurrió ayer: grupos paramilitares palestinos en el sur de Líbano lanzaron tres misiles hacia territorio israelí, sin ocasionar daños. Aunque estos grupos tienen una agenda independiente, nada sucede en el sur de Líbano sin el permiso de Hezbolá, el aliado predilecto de Irán. El motivo de los ataques está muy probablemente relacionado con las negociaciones nucleares entre las potencias e Irán.

Durante los años de Netanyahu, Israel en vez de cooperar con las potencias para influir en el resultado del acuerdo optó por oponerse públicamente a cualquier acuerdo; y el entonces primer ministro llegó hasta el Congreso estadounidense para con un discurso convencer, con éxito, a los miembros del Partido Republicano de apoyarlo en su política. La política del hoy primer ministro Naftali Bennett y del ministro de Exteriores Lapid ha sido la opuesta. Israel ha dejado de manifestarse públicamente contra el acuerdo y, en cambio, coopera de manera constante, detrás de bambalinas, con los servicios de inteligencia estadounidenses, proporcionándoles información sobre la carrera armamentística iraní. Los ataques a blancos israelíes y de Occidente pretenden forzar al gobierno israelí a bajar la presión en las negociaciones y además demostrarle a las potencias que el fracaso podría ser extremadamente costoso, poniendo en riesgo, por ejemplo, varias de las rutas comerciales de la región. Irán busca así conseguir un mejor resultado; no obstante, este juego peligroso, que dejó ya dos víctimas, puede terminar encendiendo la región.