VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Cómo leer las encuestas en Estados Unidos

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod
Gabriel Morales Sod
Por:

Llegamos a la recta final de cara a las elecciones presidenciales en Estados Unidos y, como es costumbre, inició el mercado de encuestas y especulaciones.

En 2016, la credibilidad de las encuestas y los modelos de predicción sufrieron un duro golpe cuando, en contra de todo pronóstico, Donald Trump derrotó a Hillary Clinton sorpresivamente. Cabe señalar, sin embargo, que una mirada atenta a las encuestas de 2016 revela que, en realidad, el problema no fueron las encuestas, sino los medios, quienes fueron incapaces de traducir al público lo que los números decían.

Esto no quiere decir que los encuestadores no reconocieran errores; concluyeron que dos de las condiciones para mejorar las encuestas después de la elección de 2016 son: 1) la necesidad de hacer más encuestas locales en estados clave y 2) la inclusión del nivel de educación de los votantes en los modelos de pronóstico. No obstante, incluso con errores de medición, las últimas encuestas antes de la elección le daban a Trump 30 por ciento de probabilidades de victoria. Es decir que la derrota de Hillary fue siempre una opción real que los medios se negaron a reportar.

Con base en lo aprendido en 2016 ¿qué es lo que nos indican las encuestas y los modelos sobre la carrera a la presidencia de Estados Unidos en 2020? En primer lugar, cabe destacar la ventaja de Biden de 8 puntos, en promedio, en las encuestas nacionales; la ventaja más grande de un candidato en esta etapa de la elección en la era moderna. Sin embargo, esta delantera, que en una elección directa sería casi una sentencia de muerte, es mucho menor por el diseño electoral en Estados Unidos en donde se compite en cada estado. En realidad, aunque la preferencia nacional es un buen indicador, la elección se va a definir en lugares como Florida y Wisconsin. De acuerdo con las encuestas estatales, Joe Biden tiene también en esos territorios una importante ventaja. Sin embargo, nuestra experiencia en la elección de 2016 nos enseñó que ésta puede desaparecer en sólo unas cuantas semanas.

Mi sugerencia entonces es no tomar las encuestas electorales como el único parámetro, sino observar tres indicadores en los números de aprobación de Trump que, a mi parecer, definirán la elección: a) el manejo de la crisis económica, b) el manejo de la crisis de salud y c) el manejo de las tensiones raciales en el país. En un país profundamente polarizado, en donde la mayor parte de los electores es inamovible, es importante observar la opinión en estos tres temas que serán centrales para definir lo que suceda con los votantes sin partido.

En términos de relaciones raciales es difícil pensar que los números bajísimos de aprobación del presidente mejoren, lo mismo en el caso de la crisis de salud –a menos de que milagrosamente se encuentre una vacuna antes de la elección, lo cual parece improbable. Sin embargo, las encuestas dan a entender que la percepción del público sobre el manejo de la economía ha mejorado, aunque modestamente; es ahí, en ese ámbito, donde entra en juego la campaña del presidente que gastará millones de dólares para convencer al público.

Por el momento, los modelos indican que Biden tiene un 70 por ciento de probabilidad de ganar; sin embargo, 30 por ciento, como nos enseñó la elección anterior, es una alta probabilidad.