Gabriel Morales Sod

¿Qué sucede cuando una potencia nuclear se convierte en dictadura?

VOCES DE LEVANTE Y OCCIDENTE

Gabriel Morales Sod*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Gabriel Morales Sod
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El cambio de régimen que planea la derecha israelí no sólo tendrá consecuencias drásticas para millones de israelíes y palestinos, sino que también amenaza con transformar enteramente el Medio Oriente.

Cuando Shimon Peres, en la década de 1950, tomó la iniciativa de crear un programa nuclear en Israel, el objetivo era claro: asegurar la supervivencia de Israel en un vecindario hostil, en donde docenas de países llamaban por la destrucción del Estado judío. Sin embargo, para evitar el abuso de poder, el sistema de seguridad israelí está basado en balances y contrapesos, que aseguran que la decisión de usar armas nucleares sea un proceso racional. Incluso, en su momento de mayor debilidad, en la guerra de Yom Kippur, en 1973, cuando las tropas sirias y egipcias se acercaban al centro de Israel, amenazándolo con su destrucción, el liderazgo israelí estuvo lejos de usar armas nucleares para detener el embate. ¿Qué sucederá si este sistema de contrapesos desaparece con las nuevas leyes, que pretenden darle poder absoluto al poder político?

Si las cortes y el ejército pasan al control exclusivo del gobierno, los países de la región comenzarán a coquetear con el establecimiento de sus propios programas nucleares. ¿Quién garantizará no sólo que el gobierno israelí no pueda tomar la decisión de salir en una campaña militar sin ninguna restricción judicial, sino amenazar con usar armas nucleares? Washington ve con temor el proceso antidemocrático en el país. El presidente Biden, quien en un acto fuera de lo común, denunció el paquete de leyes que pretende pasar el gobierno israelí en una entrevista al New York Times, sabe que sin el control de las cortes y del aparato de seguridad (independiente del gobierno), podrá desatarse una carrera armamentista en el área.

La posibilidad de una nueva guerra en la región aumentará significativamente, y la paz entre el mundo sunita e Israel, que promete prosperidad y cooperación en el Medio Oriente, podría peligrar. Desde hace ya varios años se rumora que después de los Acuerdos de Abraham, el siguiente paso sería el establecimiento de relaciones entre Israel y Arabia Saudita. Ahora parece imposible, en el clima del cambio de régimen, que este proceso, tan importante para la región, avance. Al contrario, el encaminamiento de Israel hacia una dictadura, ha puesto ya en peligro las relaciones de este país con Jordania, encendidos de nuevo los embates desde Gaza, y puesto nerviosos incluso a los nuevos aliados de Israel, los Emiratos Árabes Unidos. Benjamín Netanyahu, que se presume de ser un gran estatista, sabe mejor que nadie el daño que le está haciendo al país y a la región. Sin embargo, una vez puesto en marcha, difícil será poner un freno al tren que busca acabar con la única democracia en la región.