Guillermo Hurtado

Ensayo sobre una oposición sin cabeza

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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José Revueltas fue uno de los críticos más lúcidos del régimen postrevolucionario del siglo XX que no sólo dirigió su mirada crítica al poder, sino también al anti-poder, en particular, a la oposición desde la izquierda. En su libro Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, publicado originalmente en 1962, Revueltas sostuvo una tesis provocadora: México no había tenido jamás un partido de la clase obrera. El Partido Comunista Mexicano no lo era. Tampoco el Partido Popular Socialista de Lombardo Toledano. El proletariado mexicano carecía de cabeza, lo que no significaba que no hubiera un liderazgo personal que dirigiera su lucha histórica, sino, más allá de ello, que no existiera una estructura partidista que le sirviera para cumplir con sus objetivos de clase.

Aunque resulta evidente que el lopezobradorismo tiene su mayor base de apoyo en el proletariado y que, por lo mismo, la oposición tiene su principal sostén en la burguesía, resultaría anacrónico examinar el conflicto político nacional en función del concepto marxista de la lucha de clases. Eso no significa, sin embargo, que no reconozcamos que el sector de la población que se congrega en torno a las banderas de la oposición muestre en sus interacciones, por ejemplo, en redes sociales, aspectos visibles de lo que podría denominarse una solidaridad de clase burguesa.  

Aunque resulta evidente que el lopezobradorismo tiene su mayor base de apoyo en el proletariado y que, por lo mismo, la oposición tiene su principal sostén en la burguesía, resultaría anacrónico examinar el conflicto político nacional en función del concepto marxista de la lucha de clases

La pregunta que hemos de plantear es la de cuáles son las ideas positivas de ese sector de la oposición, más allá de sus reacciones negativas sobre el régimen actual. Dicho de otra manera, lo que habría que determinar es cuál es su concepción sobre la autoridad, la justicia y la democracia. En pocas palabras: ¿cuál es su ideología?  

La respuesta más sencilla a la cuestión anterior es sorprendentemente sencilla: que las cosas vuelvan a estar como estaban hasta antes de 2018. La ideología de la oposición, entonces, quedaría definida con una fórmula precisa: la reacción. El problema de esta solución es que su mirada es muy corta. Si tuviéramos una máquina del tiempo que nos volviera a 2018, no tendríamos una respuesta a los problemas de México que desembocaron en el triunfo de Morena en ese año. El PRI, el PAN y el PRD seguirían en la misma crisis, es más, en una crisis más aguda, porque ya no tendrían al enemigo común que les ha permitido aglomerarse en su alianza oportunista.  

José Revueltas, en una foto de archivo.
José Revueltas, en una foto de archivo.

Para ponerlo en los términos de José Revueltas, la oposición mexicana —y no me refiero a la oposición partidista, sino al sector de la sociedad que rechaza al lopezobradorismo— está sin cabeza. Ese grupo social, en el que, quizá predominen las clases medias, pero no sólo ellas, no tiene, como diría Revueltas, una estructura política que le permita expresar y, sobre todo, canalizar sus aspiraciones. Por eso, no le queda otra que tragar el bocado amargo de volver a votar por el PRI o el PAN o el PRD, porque carecen del partido que, en verdad, represente sus ideales sobre el futuro de México.  

Ante este escenario se contemplan, por lo menos, dos opciones.

La primera de ellas, que no puede descartarse, es que Movimiento Ciudadano, que ha preferido andar solo, logre colocarse en el imaginario de las clases medias como la alternativa real. El crecimiento de la candidatura de Luis Donaldo Colosio Riojas, un hombre que tiene la magia del nombre, pero también un evidente carisma personal, podría ser la sorpresa que cambie el escenario por completo.  

Si tuviéramos una máquina del tiempo que nos volviera a 2018, no tendríamos una respuesta a los problemas de México que desembocaron en el triunfo de Morena en ese año. El PRI, el PAN y el PRD seguirían en la misma crisis, es más, en una crisis más aguda, porque ya no tendrían al enemigo común que les ha permitido aglomerarse en su alianza oportunista

La segunda opción —que también se ignora, acaso de manera deliberada, en los medios— es que el PRI, el PAN y el PRD vayan más allá de su alianza de ocasión y trabajen en serio en la creación de un nuevo partido político que deje atrás sus diferencias y se concentre en sus coincidencias. Este partido tendría que abrazar las causas del sector de la población contrario al lopezobradorismo. Por lo mismo, tal parece que no podría ser, como ha sugerido el PRI en relación con la alianza opositora, de centro izquierda, sino, más bien, de centro derecha; un partido que asuma sin excusas la ideología neoliberal en todas sus manifestaciones y la desarrolle de manera creativa en el contexto de la realidad mexicana.  

Entonces sí, la oposición mexicana tendría la cabeza que tanto necesita.