Guillermo Hurtado

Londres a 40 grados

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Los ingleses están obsesionados con el clima. No sólo son conocidos por sus sofisticados modelos meteorológicos, sino porque el tema ocupa una cantidad considerable de su tiempo.

Cuando dos habitantes de la isla se encuentran a media calle, lo más probable es que alguno comience la conversación con una afirmación de este tipo: “Hace frío hoy, ¿verdad?”. Su interlocutor lo escuchará con atención y después de un segundo –como si cavilara acerca de la veracidad de la información– responderá: “En efecto, hoy hace frío”. En ese momento se hace un silencio incómodo. Ninguno de los dos individuos sabe qué más decir. Entonces, cualquiera de ellos dirá: “Me dio gusto saludarte”. A lo que el interlocutor responderá algo así como: “Que tengas un buen día”; y cada quien retomará su camino para ocuparse de sus asuntos privados.

Como se podrá observar, el asunto del clima ocupó aproximadamente el cincuenta por ciento del diálogo entre estos dos sujetos.

La semana anterior la BBC dio un anuncio que ha dejado perplejos a los súbditos de la Reina Isabel II: es probable que una onda de calor eleve los termómetros del centro de Inglaterra a los 40 grados centígrados.

Nunca antes, desde que existen las mediciones de la temperatura en la Gran Bretaña, los termómetros han alcanzado ese nivel. El récord es de 38.7 en 2019. Se trata, por lo mismo, de un hecho insólito que tiene a los ingleses muy preocupados.

Las casas inglesas no están preparadas para este inconveniente. No hay en ellas, como en las del trópico, ventiladores que cuelguen del techo, no hay aparatos de aire refrigerado, mucho menos hay hamacas. Los ingleses sudarán gotas gordas.

La noticia de la ola de calor en Inglaterra ha dado la vuelta al mundo, pero el cambio climático no sólo afecta a las naciones ricas, como el Reino Unido, sino también y, sobre todo, a las más pobres. Sin embargo, a los efectos destructivos del cambio climático en América Latina, África o Asia no se les da la misma importancia en los medios. Por desgracia, tiene que hacer mucho calor en Londres para que el mundo se inquiete por los cambios que están aconteciendo en el clima global.

Por fortuna, hay numerosos grupos ecologistas en Inglaterra que trabajan para enfrentar los problemas que plantea el cambio climático a nivel global. Es probable que, si esta semana se llega a los 40 grados, la sociedad inglesa cobre mayor conciencia de la necesidad de tomar medidas inmediatas para detener el calentamiento global. El Acuerdo de Paris ha fijado la meta de que en 2050 las emisiones de gases de efecto invernadero lleguen a lo más cercano a cero. En los debates recientes que se han organizado para elegir al nuevo líder de los conservadores, todos los candidatos han estado acuerdo con dicho plan y esa es una noticia esperanzadora.