Guillermo Hurtado

¡Sálvese quien pueda!

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Hay frases que se nos quedan pegadas en la mente, como si quisieran transmitirnos un mensaje que procede del inconsciente. No sé por qué recordé el otro día la exclamación de “¡sálvese quien pueda!”. ¿Qué significa? ¿Qué mensaje tenebroso nos susurra?

Digamos que se llega a una situación del “sálvese quien pueda” cuando se han roto todas las defensas colectivas e institucionales en contra de los enemigos o los desastres. Eso sucede, por ejemplo, en circunstancias como un terremoto o un ataque terrorista. Como nadie puede detener el peligro, cada quien corre por su lado y se ocupa de salvar su vida como pueda. Pero ¿por qué sucede esto? ¿Se trata de que no es factible que alguien nos ayude o de que no hay nadie que esté dispuesto a hacerlo? Lo primero no puede calificarse como un acto inmoral. Si no está en mis manos ayudar a alguien más, no soy responsable de su desgracia y se justifica, entonces, que yo me ocupe de salvarme sin más. Lo segundo, en cambio, sí puede ser moralmente criticable, ya que, si alguien puede ayudarnos y no lo hace por egoísmo, por mezquindad, estaría cometiendo un acto moralmente reprobable.

Hace un tiempo vi una película que cuenta la historia de una familia que está en la terraza de un hotel cercano a una montaña nevada. De repente, sin que nadie se lo espere, una avalancha de nieve cae sobre la terraza. El padre de familia corre para salvar su vida sin hacer nada por su esposa y sus hijos. Al final, el peligro fue menor de lo esperado y todos quedan sanos y salvos. Sin embargo, la esposa no deja de percatarse de que el marido no se preocupó de hacer algo para salvar a su familia. En una circunstancia de “sálvese quien pueda”, lanzarse a correr de inmediato puede ser lo que determine la vida o la muerte. Si la avalancha hubiera sido más grave, el padre quizá hubiera salvado su vida por reaccionar con rapidez, pero, si se hubiera quedado a cargar a sus hijos pequeños o a ayudar a la esposa, quizá hubiera muerto junto con ellos.

Consideremos de nuevo la exclamación “¡sálvese quien pueda!”. ¿Qué significa? ¿Que cada quien haga lo posible para salvar su propia vida o que ya nadie está obligado a preocuparse por salvar la vida de alguien más? Me parece que no es del todo claro cuál es el significado de la exclamación y que esto muestra algo preocupante sobre nuestras vidas, porque no hace falta que estemos en una situación tan abrupta e inesperada como un terremoto o un ataque terrorista para pensar qué debemos hacer cuando las defensas colectivas o institucionales dejan de funcionar. ¿Es moralmente correcto correr sin mirar atrás cuando vemos que todo a nuestro alrededor se derrumba?