Las grandes marcas se apropian de la cultura indígena mexicana

DESDE EUROPA

Héctor Badillo.
Héctor Badillo.La Razón de México
Por:

Grandes empresas de la industria textil como Zara, Carolina Herrera y Louis Vuitton se encuentran en una pelea en medio de una línea delgada entre la inspiración artística y la apropiación cultural.

Las marcas de ropa están creando prendas con diseños de culturas indígenas mexicanas y el gobierno ha pedido explicaciones a las grandes empresas textiles que se aprovechan de su manufactura masiva contra la producción artesanal que puede tardar semanas en manos de indígenas. El debate se centra en la desigualdad y la pobreza que se aferran a las comunidades indígenas en México, ya que 80% de este sector social vive en la pobreza.

Uno de los casos más sonados fue el de la marca de ropa española Zara, propiedad de la compañía Inditex del empresario multimillonario Amancio Ortega. Esta marca sacó una colección que se asemejaba mucho a diseños que utilizan las comunidades originarias de Oaxaca de la cultura mixteca. Ante este hecho, que causó revuelo en las redes sociales, el Gobierno de México pidió explicaciones a la empresa, a través de la Secretaría de Cultura y por medio de una carta, por el uso de los diseños de artesanos mexicanos en sus prendas y cuáles serían los beneficios que los pueblos originarios de Oaxaca iban a recibir por el uso indiscriminado de sus diseños. El silencio fue la respuesta.

Éste no ha sido el único caso de apropiación de diseños de culturas indígenas que se ha registrado y que ha generado un movimiento en redes sociales para detener estas prácticas injustas.

Una investigación del diario español El País da cuenta de una gran cantidad de empresas de la industria textil como la francesa Louis Vuitton, la estadounidense Nike o la venezolana-estadounidense Carolina Herrera, entre otras, que han caído en estas prácticas poco éticas en un mundo cada vez más injusto para los más pobres.

Las grandes marcas se defienden asegurando que sus prendas están inspiradas en los diseños de los pueblos originarios como cualquier persona que se puede basar en algún diseño previo, pero que la intención no es apropiarse de la cultura y que si ellos no lo hubieran sacado no se conocerían masivamente los diseños indígenas. Aquí comienza un debate que ha tomado revuelo en Internet sobre lucrar con diseños de una población azotada por la pobreza, la injusticia y el abuso en un mercado que genera millones de prendas gracias a la manufactura en masa y compiten contra artistas que tardan meses en reproducir un solo diseño.

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.