Horacio Vives Segl

Cine, política y grilla: Oscar 2024

ENTRE COLEGAS

Horacio Vives Segl*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Horacio Vives Segl
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Todos los años se repite la misma fascinante historia. Se genera una interesante polémica al darse a conocer las nominaciones a los Premios de la Academia, dado que el Oscar es la presea más codiciada dentro de la industria del cine.

Las carreras de los profesionales de la industria fílmica se pueden dividir en a.O. y d.O. —antes o después de una nominación o ganar el Oscar—. Lo interesante de este premio es que, no solamente se reconoce a lo mejor del cine —en general, verdaderas obras maestras—, sino que, por la importancia de lo que está en juego, la parte política, económica y comercial no es menos relevante que la artística.

Pongamos como punto de partida y en contexto el verano septentrional de 2023, cuando se estrenaron de manera simultánea Barbie (Greta Gerwig) y Oppenheimer (Christopher Nolan). Barbie se convirtió de inmediato en un fenómeno cultural pocas veces visto a nivel global: el público asistente a las abarrotadas salas de cine se vestía para la ocasión, como solía suceder con las películas de la saga de Star Wars.

Cuando se dieron a conocer las nominaciones para la 96ª entrega de los premios de la Academia, vimos al mundo arder. En una suerte de falsa autoprofecía cumplida, el no haber estado Margot Robbie ni Greta Gerwig nominadas como mejor actriz y directora, respectivamente, pero sí Ryan Gosling a mejor actor de reparto, fue la constatación de toda la crítica que lleva como mensaje la película en cuanto a machismo, misoginia, discriminación y demás. Aquí mi contribución con cerillos y gasolina a ese estado de cosas.

La forma en que se deciden las nominaciones es de un carácter subjetivo entre integrantes de una comunidad cerrada y gremial, no por aclamaciones populares. La parte gremial es aquí muy importante: las actrices votan por las actrices, los editores por los editores, los directores por los directores y así sucesivamente por categoría. Visto así, fueron las actrices integrantes de la Academia las que, en conjunto, decidieron nominar a Annette Bening, Lily Gladstone, Sandra Hüller, Carey Mulligan y Emma Stone (sensatamente, ¿a quién dejarían fuera de esas soberbias actuaciones?) y no a Robbie, pero fueron también quienes decidieron incluir a America Ferrera en la categoría de actriz de reparto.

La ira se hizo expansiva al no incluir a Gerwig en la categoría de mejor dirección. Hay que señalar ciertamente un sesgo: la inmensa mayoría de quienes votan en esa categoría son hombres. Sin embargo, eso no bastó para excluir de la quinteta a Justine Triet, cuya magnífica dirección en Anatomía de una caída ya le valió, entre otros reconocimientos, la Palma de Oro 2023 en esa categoría. Tampoco la conversación hater ha señalado que Gerwig no se quedó con las manos vacías en las nominaciones: es coautora (junto con Noah Baumbach) del libreto que sí fue considerado a la categoría de mejor guion adaptado. La propia Justine Triet ganó mejor guion original. Conclusión: que Oppenheimer haya ganado siete estatuillas y Barbie una, deja claras las distancias entre ambas películas, más allá de la entusiasta opinión de la intensa fanaticada.

Finalmente, el gran discurso político de la noche: Mstyslav Chernov, quien triunfó en mejor documental por 20 días en Mariupol, señalando que es la primera vez que un ucraniano gana un premio por algo que nunca debió haberse filmado, en clara condena a la invasión rusa de Ucrania.