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Acceso a la energía y perspectiva de género

NUEVOS HORIZONTES

IRALTUS*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Por Gerardo Guerrero

El acceso a energéticos modernos transforma la vida de las personas al crear oportunidades. Sin embargo, cuando se diseñan políticas públicas relacionadas con el acceso a energía, tendemos a minimizar la diferencia en el impacto de este acceso desde un punto de vista de género. Las mujeres y niñas a menudo se ven más afectadas por la pobreza energética, por lo que abordar este problema requiere un enfoque sensible al género que tenga en cuenta las necesidades y perspectivas únicas de las mujeres y las niñas.

En muchas comunidades, la carga de trabajo doméstica no remunerada recae de manera desproporcionada en mujeres y niñas. Recolectar leña, cocinar o calentar la casa con leña o carbón son algunas de las tareas directamente relacionadas con la pobreza energética. Un mejor acceso a energía puede liberar tiempo de las mujeres permitiéndoles participar más plenamente en actividades económicas, generando ingresos y volviéndose más independientes. Además, el acceso a energía moderna puede mejorar las tasas de asistencia en las escuelas y los resultados educativos de las niñas, al reducir la cantidad de tiempo que dedican a recoger leña y cocinar.

Otro factor que afecta a los hogares en zonas rurales es la contaminación del aire interior generada por el uso de leña, carbón o biomasa para cocinar. La Organización Mundial de la Salud estima que más de 4 millones de muertes prematuras al año se atribuyen a la contaminación del aire en estos hogares, siendo las mujeres y niños los más afectados.

En México, a pesar de que la cobertura de electricidad es cercana a los niveles del resto de los países de la OCDE, el nivel de acceso a combustibles es muy distinto. La COFEPRIS estima que el 20% de la población utiliza leña para cocinar, y que la mayor parte se concentra en zonas rurales de la región sur del país, en los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Estos niveles se encuentran más cercanos a países pobres que a un país desarrollado, y resultan en los impactos mencionados anteriormente.

Mejorar el acceso a la energía puede desempeñar un papel fundamental en la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Es necesario posicionar el acceso universal a la energía de manera que sea sensible al género, de modo que sea un habilitador e impulsor clave de la recuperación y crecimiento económico inclusivo, sostenible, resiliente y como parte integral de la transición hacia un sistema energético justo.