Jacqueline L'Hoist Tapia

Cuando me quieren hacer entender

HABLANDO DE DERECHOS

Jacqueline L'Hoist Tapia
Jacqueline L'Hoist Tapia
Por:

Es muy posible que tú seas de esas personas que les gusta compartir lo que sabe, siempre es bueno aprender de las demás personas, pero si eres de los hombres que interrumpe a las mujeres constantemente para explicarles y aclararles incluso sus propias ideas y consideras que sus opiniones y/o aportes siempre necesitan tus comentarios, aunque nadie te lo esté pidiendo, ¡cuidado, puedes ser un mansplaining!

El termino fue acuñado por Rebecca Solnit, escritora estadounidense, autora de diversos libros y ensayos, además de periodista de medios como el periódico The Guardian y Harper’s Magazine. En su ensayo Men explain things to me, Los hombres me explican cosas, visibiliza el comportamiento masculino de explicar a las mujeres. Cuenta que en una fiesta le pidieron hablara de su última obra, cuando un hombre la interrumpió para hacer referencia de un libro que había leído. Él no paraba y trataba de explicarle todo acerca de ese libro, sin saber que la autora era la propia Rebecca. Incluso cuenta que después de que le dijeran que ella había escrito el libro, el hombre continúo explicándoselo. Así surge el término del “mansplaining”. The New York Times consideró al término como a palabra del año.

Muchas personas son imprudentes al hablar y se sienten sabelotodo, pero no es de este comportamiento al que nos referimos, ni mucho menos de quienes solidariamente comparten sus conocimientos. Hablamos de que la mayoría de las mujeres nos hemos topado con un hombre, o varios en nuestra vida, que no busca ni construir ni compartir conocimiento, sino “hacernos entender”. Pero, ¿cómo actúan los hombres explicadores y por qué terminan siendo tan molestos? Pues porque parten de una premisa equivocada, al creer que ellos tienen los conceptos más claros y lo saben mejor.

Ellos siempre explican de forma condescendiente, diríamos, “con manzanitas”, y buscan dar una lección y monopolizan las conversaciones. Es usual el uso de frases como: “deja y te explico”, “es mejor como yo te digo”, “sí, pero no exactamente”, “quizá no sepas, pero…”, “ya te diste cuenta de…”. Y lo pueden hacer desde la butaca del cine, explicándonos lo que está pasando, aunque estamos a su lado viendo la misma película, o bien, refutando temas en que somos expertas, pero siempre tiene algo que explicarnos.

Otra característica es que interrumpen continuamente a las mujeres cuando hablan; es como si lo que dicen las mujeres siempre necesitara una explicación masculina, al desenvolverse con una actitud entre paternalista y de profesor que dará claridad a las ideas, opiniones o propuestas de las mujeres.

Además del social, en el ámbito laboral lo encontramos también: el jefe que no deja hablar a la empleada, no valora sus aportes y considera sus opiniones poco válidas; también lo vemos en las escuelas y, más aún, en las universidades: el profesor que desvaloriza el análisis o el trabajo de la alumna y estas mismas conductas están reflejadas en las relaciones de pareja, convirtiéndose en una forma de violencia intrafamiliar.

Así que ante un mansplaining explicador y que interrumpe, no hay más que decir: “aún no termino”, “ya lo había dicho”, o el clásico: “yo tengo otros datos”.