Jacqueline L'Hoist Tapia

Nadie quiere un México feminicida

HABLANDO DE DERECHOS

Jacqueline L'Hoist Tapia*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. 
Jacqueline L'Hoist Tapia
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
 
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Han pasado 11 años desde que el feminicidio se tipificó como delito en el Código Penal Federal, siendo México el primer país, no sólo en América Latina, sino en todo el mundo, en hacerlo. Claro que, en cuanto a este hecho, no debemos olvidar la responsabilidad que tuvo el Estado mexicano en 2009 a partir de la sentencia del caso Campo Algodonero de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, una sentencia única en su momento y un parteaguas para la jurisprudencia internacional sobre violencia de género que tuvo un efecto bola de nieve para que en nuestro país se tomaran cartas en el asunto.

Tenemos entonces que, hace más de una década, la violencia feminicida había escalado tanto que resultó imposible para los gobiernos seguir ignorando el problema, desde eso se han generado programas, políticas, leyes, protocolos, y un sinnúmero de acciones en contra de la violencia por razón de género. En cada proceso electoral se agudizan las promesas, ahora mismo podemos observar como el ser mujer o el hablar de nosotras se usa una y otra vez.

Las cifras, sin embargo, pareciera que han ido de mal en peor, ya que, de acuerdo con cifras oficiales, desde el 2015 hasta mayo del 2023, se tiene registro de 6,841 feminicidios en todo el país, siendo el 2022 el año con mayor número de registros (968). En lo que va de este año, se tiene registro de 344 feminicidios, siendo mayo el primer mes donde se presenta una baja de este índice. De acuerdo con Ivonne Olvera, abogada e investigadora del Instituto Nacional de Ciencias Penales, hay que esperar a las cifras de los meses que faltan para que, en efecto, se pueda asegurar una disminución anual. Que después deberíamos evaluar si es por baja efectiva de feminicidios o porque éstos se dejan de denunciar.

No debemos pasar por alto que este índice se basa en registros oficiales, por lo que no contemplan la cifra no reportada que incluye feminicidios que no se denuncian o no se investigan, casos de mujeres desaparecidas que fueron encontradas sin vida y homicidios dolosos, ya que, en varios casos, desafortunadamente el delito se clasifica como homicidio doloso y no como feminicidio, porque es más fácil de comprobar.

El feminicidio sigue siendo una emergencia nacional, ningún gobierno debería estar tranquilo al saber que 51% de su población se encuentra cada día en riesgo y que se afecta a miles de mujeres y familias, pero ante la posible disminución de las cifras, se deben visibilizar y reconocer los esfuerzos de muchas feministas, víctimas, abogadas, activistas, madres, trabajadoras y personas aliadas que vamos dejando nuestro granito de arena y que lo seguiremos haciendo.

La violencia machista se debe erradicar mediante un proceso de reflexión y educación continua, las acciones gubernamentales juegan un papel primordial en la disminución de la violencia; por otro lado, hemos visto que como sociedad también tenemos un margen de acción muy amplio desde la prevención y la justicia desde el acceso que nos dé a ésta.