Jacqueline L'Hoist Tapia

Ucrania y los derechos humanos, el factor religioso

HABLANDO DE DERECHOS

Jacqueline L'Hoist Tapia*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Jacqueline L'Hoist Tapia
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Con toda justificación y consternación la atención mundial ha estado puesta en Ucrania, país que ha sido invadido arbitrariamente por Rusia. El dilema del pueblo y gobierno ucraniano se ha puesto en evidencia pues oscila entre acercarse más a Europa y asemejarse a la visión de derechos humanos abierta que prevalece en la mayoría de los países, o mantenerse en la órbita rusa, a la que ha pertenecido por fuertes razones históricas y culturales, pero en la cual los derechos humanos no son respetados de la misma manera.

El origen de Ucrania y Rusia es común, no sólo en los étnico y cultural, sino también en lo religioso. En conversación con Ignacio Cuevas, especialista en asuntos religiosos expone cómo el cristianismo ortodoxo tiene una organización con base en patriarcados. Siendo el de Moscú el más importante. Tras la caída del comunismo y la desintegración de la Unión Soviética, la Iglesia rusa mostró un formidable poder, pues sobrevivió a un régimen ateo que atentó contra el derecho a la libertad religiosa, y ha retomado su papel como símbolo de la identidad rusa. La participación de Vladimir Putin en las fiestas como la Navidad, Pascua y Epifanía (sumergiéndose en las aguas heladas rusas recordando el bautismo de Jesús) muestran la alianza con esta Iglesia, encabezada por el Patriarca Kirill.

Su dominio abarca también a Ucrania, como parte de las Rusias, pero ahí se ha creado ya un nuevo patriarcado independiente. Kirill se ha molestado por la decisión de Constantinopla de conceder la autocefalia a Kiev, pues considera que él, desde Moscú, es el patriarca titular. Es decir, al igual que Valdimir Putin considera que Rusia, la Gran Rusia que él encabeza, debe tutelar a Ucrania,

Pero más allá de esto, Rusia se ha opuesto a reconocer derechos humanos, no cree en las libertades y está mostrando su histórico rostro autoritario de zares y presidentes soviéticos. Particularmente, la diversidad sexual es vista como signo de la decadencia occidental. En esto coincide plenamente con el Patriarca Kirill, quien argumenta que dejar libre a Ucrania, para que se vaya a Europa, es permitir que reconozca derechos contrarios a su visión de la fe cristiana. En las Iglesias Ortodoxas se está en el tiempo de Cuaresma, al igual que en las de Occidente, aunque con cierto desfase, este tiempo de arrepentimiento se inició el Domingo del Perdón, en el cual Kirill dio un ilustrativo discurso de cómo ve el paso de Ucrania a Europa, definió la guerra como metafísica entre el bien y el mal, colocando a Rusia como guardiana de las leyes de Dios, opuesta a la diversidad sexual. “Los desfiles del orgullo están diseñados para demostrar que el pecado es una variante del comportamiento humano. Por eso, para entrar en el club de esos países, hay que hacer un desfile del “orgullo gay”, y eso haría Ucrania para poder pertenecer a la Unión Europea.

El Patriarca Kirill ha encontrado un argumento moral para no condenar la guerra de su amigo Putin, no puede elogiarla, pero sí la justifica y ambos comparten su rechazo a reconocer los derechos humanos de la diversidad sexual.